Los desafíos del sistema sanitario
En sanidad se puede hacer más
Pese a las mejoras en el Sistema Nacional de Salud y la buena percepción ciudadana, quedan retos por cumplir
María Luisa Carcedo
Exministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
María Luisa Carcedo
La ciudadanía está razonablemente satisfecha con la sanidad pública, de acuerdo con el <strong>Barómetro Sanitario del 2018</strong> del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. No se trata solo de una impresión de la población. Recientemente, varias organizaciones internacionales han situado a nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS) como uno de los mejores del mundo. Aun así, el sistema ha sufrido mucho durante la última década y es urgente que se atiendan algunos desafíos.
Los españoles calificaron el funcionamiento del SNS en su conjunto con un 6,6 sobre 10. Si se les pregunta por servicios sanitarios específicos esta nota sube en el caso de la atención primaria, los hospitales y la atención especializada hasta un 7,3, 7 y 6,8, respectivamente, y baja hasta un 6 para las urgencias.
Valoración social de los profesionales
A lo largo del tiempo, la nota que recibe el SNS se ha mantenido estable. Desde que comenzó la crisis, la preferencia que expresa la ciudadanía por los centros públicos frente a los privados ha crecido ligeramente. Más del 60% seleccionaría el sistema público si tuviese que elegir. A esta preferencia contribuye el hecho de que el SNS esté siempre disponible independientemente de las circunstancias socioeconómicas de la persona. Pero la razón fundamental de que la valoración del SNS no se haya resentido, es su calidad. En los cuatro servicios analizados, entre el 78% y el 88% de los usuarios creen que la asistencia que recibieron fue buena. Son datos difíciles de mejorar. La calidad del SNS se debe al esfuerzo de los y las profesionales. Todo lo que tiene que ver con el personal sanitario (confianza, trato, seguridad que trasmite o conocimientos) se califica con un notable, entre 7 y 8 en los cuatro servicios mencionados.
A estos datos de percepción debemos sumar otros objetivos aparecidos en los últimos meses. El sistema es el tercero más eficiente del planeta y España es el país <strong>más saludable del mundo</strong>, en parte por la calidad del SNS, según Bloomberg. Somos el segundo país en esperanzada de vida, el primero en trasplantes y estamos entre los primeros en un buen número de indicadores de salud.
Aun así, el SNS plantea importantes retos. Los profesionales aprecian carencias, especialmente en algunos territorios. En el 2010, el 74% de la ciudadanía percibía que el sistema funcionaba bastante bien. No hemos vuelto a alcanzar ese porcentaje y 3 de cada 10 personas consideran que hay que hacer cambios. Aunque el 45% logra su cita en primaria en uno o dos días, algunos describen un periodo de espera de cinco días. En la atención especializada (no me refiero a lo quirúrgico), los tiempos son muy mejorables. Aunque en el 2018 ha descendido, existe un porcentaje no despreciable de personas que han dejado de retirar sus medicinas por razones económicas.
Entre otros aspectos, hay que progresar en la salud mental, el cáncer, sobre todo el infantil, reducir las listas de espera, mejorar las condiciones laborales y la gobernanza del SNS
Si deseamos que el SNS contribuya a tener una población sana y con iguales oportunidades, queda mucho trabajo por hacer. No debemos ser complacientes. Se pueden mejorar numerosos indicadores relativos a la salud mental, al cáncer, especialmente infantil, al tabaquismo o la obesidad. Hay margen de progreso en listas de espera, en condiciones laborales del personal o en la gobernanza del SNS. Se puede hacer más.
El Gobierno ha afrontado estos retos con diligencia. Aunque recuperó la universalidad del SNS mediante un real decreto ley, es necesario perfeccionar algunos aspectos que en parte se corregían en la ley que estaba a punto de aprobarse antes de la convocatoria electoral. Deben eliminarse copagos, como se intentó en los Presupuestos que no se apoyaron en las Cortes. Se ha puesto en marcha la modernización de la atención primaria para adaptarla a la nueva realidad social, tecnológica, demográfica y epidemiológica y hacerla más resolutiva.
La gestión de personal es competencia autonómica, pero el ministerio ha recuperado la planificación de recursos humanos del SNS, sorprendentemente abandonada en los últimos años. Los sistemas sanitarios de hoy en día se estructuran alrededor de la promoción de la salud, más que entorno a la enfermedad. Por ello, el ministerio ha reimpulsado las Estrategias Nacionales de Salud Pública, como la de salud sexual y reproductiva, y la de salud mental atendiendo a la conducta suicida o las personas con TEA.
Un importante objetivo del ministerio es la cohesión territorial del SNS. Se ha aprobado el primer calendario vacunal común en todo el país para la infancia y la vida adulta. Es una gran noticia que tanto la receta como la historia clínica digital estén a punto de estar operativas entre todas las autonomías. Ello asegurará que las personas que se mueven por el territorio reciben la mejor atención. Todo ello para que la ciudadanía y los profesionales se sientan más satisfechos con su SNS.
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