LA CLAVE

"El relator"

La crisis descomunal que se ha montado a expensas de la figura del "relator" da la medida de la aversión de PP y Cs a cualquier medida política que pueda oler a diálogo político

Pedro Sánchez y Quim Torra

Pedro Sánchez y Quim Torra / periodico

Olga Grau

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La crisis descomunal que se ha montado a expensas de la figura del “relator” da la medida de la aversión de PP y Cs a cualquier medida política que pueda oler a diálogo político. Más aun a las puertas del juicio a los líderes independentistas y a pocos días de la votación en el Congreso de los presupuestos, que de tirar adelante, darían una pasarela a Pedro Sánchez para agotar la legislatura.

La figura del “relator” consistiría en una especie de notario o secretario con capacidad de coordinación de una mesa de diálogo de partidos políticos en Catalunya, nada que ver con un mediador de conflictos al estilo de la ONU.

Aunque en caso de que se hubiera propuesto un mediador al conflicto, también sorprendería el escándalo que se ha organizado, ya que hay precedentes cercanos de mediación impulsados por el PP que no rompieron España. 

Mariano Rajoy aceptó la mediación del lehendakari Iñigo Urkullu (nombre que suena ahora como "relator") para que intentara convencer a Carles Puigdemont de frenar la DUI y convocar elecciones y también aceptó la del dirigente histórico de Unió Joan Rigol con Artur Mas para suavizar el choque institucional en torno al 9N.

El revuelo que se ha generado obedece más bien al hecho de que PP y Cs siguen negándose a asistir a cualquier foro de debate político sobre el conflicto del Estado con Catalunya. Y de hecho, se anticipan ya a la posibilidad de una mesa de partidos políticos sobre Catalunya a nivel estatal en la que pudieran participar, como ha pedido Elsa Artadi, PSOE y Podemos. Una posibilidad que todavía está en la cocina, pero que podría tener sentido para los socialistas.

La decisión de crear la figura del "relator" no está exenta de riesgos para el PSOE. No solo por la guerra iniciada por Pablo Casado y Albert Rivera que recuerda a la que se realizó con la recogida de firmas en contra del Estatut, sino porque dentro de las filas socialistas también ha generado rechazos.

Además, no está claro que los partidos independentistas vean suficiente el gesto de Sánchez como para retirar las enmiendas a la totalidad a los presupuestos. Y ni tan solo está claro que desde las filas independentistas quieran realmente diálogo. Un "relator" sin relato.

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