Top manta en Barcelona

Negocios frente al templo

Valls dice que expulsará a los manteros de los alrededores de la Sagrafa Família sin decir cómo; a lo mejor a latigazos, como hizo Jesús, o a porrazos de la Urbana

Manteros y turistas en los alrededores de la Sagrada Famíla.

Manteros y turistas en los alrededores de la Sagrada Famíla. / periodico

Carles Sans

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Expulsión de los mercaderes del templo (Mateo, capítulo 21, versículos 12 al 17). Al parecer Jesús llegó al llamado Templo de Herodes en Jerusalén, cuyo patio se encontraba atiborrado de ganado y de mercaderes que cambiaban monedas, según cuenta el Evangelio. Molesto por esta situación, Jesús se hizo con un látigo en un pispás y se lio a latigazos al tiempo que exclamaba: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones, pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones”. Aquellos mercaderes tuvieron que salir por piernas del recinto junto a su ganado mientras aquel exaltado derribaba las mesas de los cambistas que allí estaban. Los estudiosos del Evangelio explican que probablemente la zona estaba legalmente destinada a la compraventa de animales y al cambio de moneda, por lo que quienes allí estaban lo hacían legalmente. Al parecer este suceso estuvo relacionado, tiempo después, con el arresto y crucifixión de Jesús.

Hace unos días me paseaba frente a la catedral, el templo principal de Jesús en Barcelona, donde había todo tipo de mercancías en la explanada; desde las coquetas casetas de figuras de pesebre a gente que vende bisutería fina, objetos de regalo y muchas cosas más. Al entrar al templo me fijé en que puedes pagar 7 euros como donativo, lo que te da derecho a una visita por el coro y las terrazas; si no pagas, solo puedes entrar en la planta baja. En Santa Maria del Mar sucede algo parecido. Hace unos días el comisionado de seguridad del Ayuntamiento se refería a los manteros que pueblan los alrededores de la Sagrada Família y criticaba los planes del candidato a la alcaldía de Barcelona Manuel Valls por decir que los expulsará sin decir cómo. A lo mejor a latigazos, como Jesús lo hizo, o a porrazos de la Urbana para indignación de la CUP. El caso es que a pesar del paso de los siglos los mercaderes, de una forma o de otra, siguen buscando el templo de Jesús como lugar de negocio. Y quienes pretendan expulsarles, a la larga, pueden acabar políticamente crucificados. Ya verán.