70 años de la Declaración Universal

Parámetro insoslayable de humanidad

Los derechos humanos no pueden incumplirse gratuitamente, ya que la sociedad civil actúa como garante de su cumplimiento

Ilustración de Monra

Ilustración de Monra / periodico

Carmen Parra Rodríguez

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La Carta de San Francisco, que dio lugar al nacimiento de las Naciones Unidas sirvió de preámbulo a un documento de compromiso que incluyó los derechos inherentes a todos los seres humanos. Se trataba de la Declaración Universal de Derechos Humanos (en adelante DUDH), documento donde se plasmaron los valores universales y un ideal para todos los pueblos y naciones que sirvió para democratizar la sociedad al considerar a todas las personas con la misma dignidad independientemente de su raza, color, religión, sexo u origen social. En este sentido, la DUDH tiene su base histórica en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución francesa de 1789.

La DUDH no ha sido firmada por los Estados, siendo sin embargo vinculante por la categoría de los derechos que defiende, si bien para asegurar su cumplimiento, su texto ha servido de base de dos convenios internacionales: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Este marco forma el núcleo de los derechos fundamentales que podemos encontrar en las Constituciones de un importante número de Estados como prueba de unos principios universales que representan la equidad y la justicia. Además la DUDH representa la manifestación de la paz positiva, entendida como la consecuencia de la ausencia de guerra, ofreciendo en sus 30 artículos un elenco de derechos personales, sociales, culturales y económicos que se exigen desde el derecho natural. En este sentido, la sociedad civil debe reclamar el ejercicio de los derechos contenidos en la DUDH como una exigencia derivada del largo camino hacia la paz que supuso el fin de la segunda guerra mundial. Estar en paz significa gozar de una vida digna y el disfrute de una serie de privilegios que encuentran su reflejo dentro de este texto universal. Vivir en paz es no tener miedo, vivir con libertad y ser respetado sin tener en cuenta las individualidades de cada persona.

Sin embargo los aniversarios sirven muchas veces para hacer balance y la cuestión que debemos plantearnos es saber si la DUDH ha conseguido sus objetivos o si, por el contrario, 70 años después sigue sin ser una realidad. En este sentido podemos optar por dos visiones absolutamente opuestas. Una visión negativa que considere un fracaso el balance obtenido tras la constitución de Naciones Unidas como órgano garante, o una visión positiva que reconoce que los principios contenidos en su texto son tan relevantes como lo fueron en el momento de su nacimiento, en 1948.

La realidad es que los derechos humanos contenidos en la DUDH son conocidos por todos los Estados, de tal manera que su incumplimiento no pasa desapercibido, siendo su violación denunciada por la comunidad internacional. Actualmente, el respeto a la vida, a la no discriminación, a la nacionalidad, a la tutela efectiva o a la libertad en todas sus formas no pueden incumplirse gratuitamente, ya que la sociedad civil actúa como garante de su cumplimiento.

En este sentido ha sido fundamental la presencia de las redes sociales y las actuaciones de los movimientos de ciudadanos para dar voz a las injusticias que se producen en las diferentes partes del mundo. Hoy en día es difícil que pasen desapercibidas las discriminaciones o las injusticias y que estas no generen una protesta que fuerce a los Estados a responder por sus actos, bien sea a través de rectificaciones en sus conductas o bien a través de disculpas o actos morales.

De obligado cumplimiento

Lo cierto es que 70 años después los derechos humanos son considerados universales e inherentes a todas las personas, considerándose de obligado cumplimiento, lo que obliga a los Estados a garantizar y proteger su ejercicio siendo su realización una responsabilidad de los gobernantes frente a sus ciudadanos. Asimismo son derechos conectados entre ellos, de tal manera que la privación o negación de alguno provocaría una reacción en cadena insostenible en el momento actual. Por último, los derechos humanos son inviolables, lo que quiere decir que atacarlos es poner en peligro las garantías esenciales de nuestra condición humana.

Aunque somos conscientes de que aún queda camino por recorrer, el hecho de que la DUDH haya perdurado en el tiempo nos demuestra que estamos ante un compendio de principios universales con valor eterno que deben inspirar cualquier normativa desarrollada por los Estados. Este aniversario no deja de ser  una oportunidad de celebración que nos recuerde que no debemos repetir errores pasados y que respetar los derechos humanos es un compromiso de todos.