Análisis

Resacón para Casado y 'win-win' para el PSOE

Echar mucha leña a la derecha puede haber dejado desangelado, o en manos de Ciudadanos, el tan preciado centro

El líder del PP, Pablo Casado, este martes en un paseo electoral en Adra (Almería)

El líder del PP, Pablo Casado, este martes en un paseo electoral en Adra (Almería) / periodico

Gemma Robles

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Pablo Casado ha decidido darlo todo en la campaña electoral andaluza. Quizá demasiado. Está envuelto en sondeos, avisos sobre los escaños que puede perder en algunas provincias a manos de Vox y aplausos cercanos por su hipotética falta de complejos. Sugiere, con tono mitinero, que habrá recuperación de competencias como la Educación (¡cedida por José María Aznar!) si llega a la Moncloa; acaricia la idea de la involución y juega peligrosísisamente con la inmigración en una de las zonas de España más solidarias con el fenómeno, problemas puntuales a un lado. Más Estado, menos autonomismo y riesgo de pasarse de frenada como receta mágica para taponar a los radicales de Santiago Abascal el próximo domingo. ¿Pero no es Susana Díaz el principal adversario a batir? ¿Dónde ha quedado la pugna con Albert Rivera? ¿Habrá preguntado Casado a sus barones si comparten su estrategia en vísperas de unas elecciones autonómicas de mayo donde se juegan más que en Andalucía? No parece.

Tal vez sepa a poco el probable subidón naranja

Surgen las primeras grietas internas y los miedos de futuro a las hemerotecas. Echar mucha leña a la derecha puede haber dejado desangelado, o en manos ‘ciudadanas’ el tan preciado centro. Pero Casado no titubea: exprime la recta final que conduce a las urnas verdiblancas y obvia la resaca política que puede acompañarle tiempo después, dándole serios dolores de cabeza que ahora siquiera barrunta. Su candidato Juan Manuel Moreno y otros dirigentes regionales puede que sí.

Mientras el líder del PP apuesta fuerte por consolidar la segunda plaza en Andalucía (aunque pierda un puñado importante de parlamentarios por el camino), Ciudadanos suaviza el paso mediático e intenta desinflar, a última hora, las expectativas creadas. Tanto se ha hablado de potencial ‘sorpasso’ a los populares que hay peligro de que el probable subidón naranja, ese que pronostican todas las encuestas, finalmente sepa a poco si el premio electoral es de bronce. Albert Rivera y su equipo tienen preparada la calculadora. Se avecinan días de cuentas y no sólo en tierras andaluzas: aseguran en Cs que no apoyarán a Díaz de ninguna de las maneras (sí, la presidenta autonómica a la que han venido dando apoyo sin apenas rechistar en los últimos años) y, al tiempo, se harán traslaciones de resultados para unas posible adelanto de generales. Ya se sabe, Andalucía, granero de votos.

Los socialistas, a su vez, llaman a sus fieles a votar. El mayor enemigo de quien parte como favorita es que el exceso de confianza conlleve una inesperada abstención que complique la aritmética. Díaz ganará aún con riesgo de obtener menos votos que nunca en la autonomía. Está por ver si gobierna y si lo hace, cuándo lo logra. Y a qué precio. Huele a calvario negociador esta vez con Podemos-IU. Los más pesimistas en el PSOE hablan de repetición electoral si la cosa se agrava. Pedro Sánchez espera un respiro el domingo con el resultado de su compañera ('win-win')('win-win' y un trampolín para hacer algún intento más, discreto, de tener Presupuestos.