Ciencia

Pasión investigadora

El desarrollo de un pueblo no es completo hasta que no se dota de cultura científica

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Adela Muñoz Páez

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Del 5 al 7 de octubre tuvo lugar en Viladecans la final de la 19ª edición del concurso de Ciencia en Acción (http://cienciaenaccion.org/), una organización cuyo fin es acercar la ciencia y la tecnología al gran público y encontrar ideas innovadoras que muestren su importancia para el progreso de la sociedad.

Surgida en el año 2000 gracias a una convocatoria del CERN (Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire), hoy cuenta con el apoyo de organismos de investigación europeos como ESA (European Space Agency), ESRF (European Synchrotron Radiation Facility, donde he realizado gran parte de mi carrera investigadora) o European XFEL (X-ray Free Electron Laser), así como de las sociedades españolas de matemáticas, química, física, astronomía, bioquímica y astronomía. Organizada inicialmente en capitales de provincia, en el 2015 se hizo cargo de su organización el ayuntamiento de Viladecans; en el 2016 el de Algeciras, y en el 2017 los de Ermua y Éibar; desde el 2007 está abierta a todos los países de habla hispana y portuguesa. En la edición de este año han concurrido 324 proyectos de 10 países.

Un grupo de cinco profesoras y un técnico de laboratorio de la Universidad de Sevilla éramos finalistas en la modalidad 'Puesta en escena' con nuestra obra 'Científicas, pasado presente y futuro' (http://institucional.us.es/cientificas/), lo que nos dio la oportunidad de compartir el entusiasmo por la divulgación científica del resto de los finalistas, más de un centenar de personas. Entre ellos había una nutrida representación de profesores de primaria y secundaria que acudían con sus alumnos de edades que abarcaban desde preescolar hasta bachillerato. El único apoyo institucional de muchos de ellos era su propio entusiasmo y sus ganas de transmitir la pasión por la ciencia. Lo más sofisticado del encuentro fueron los drones que sobrevolaban la entrada y se encargaron de hacer la foto de grupo a los finalistas, pero lo mejor fue la variedad y calidad de los proyectos que desarrollaban ideas grandes o pequeñas de forma imaginativa, con emoción y pasión.

Tras la presentación de los trabajos durante los dos primeros días, llegó el momento culminante con la ceremonia de entrega de premios, durante la cual las más de 800 personas que llenábamos el teatro municipal de Viladecans escuchamos la lectura de las actas en un silencio casi religioso, roto solo por gritos de júbilo cuando se iban haciendo públicos los nombres de los grupos premiados. Todos tenemos en mente escenas parecidas por haberlas visto 1.000 veces en las ceremonias de entrega de los Oscar o los Goya, pero es muy distinto vivirlas. Y, sobre todo, para mí fue una experiencia nueva sentir la pasión que puede despertar la ciencia, una actividad que yo encuentro fascinante pero que no creí que pudiera emocionar a las masas (800 personas no es todavía una "masa", pero se va acercando).

Aunque los premios han estado muy repartidos entre los concursantes españoles y foráneos, los centros educativos del municipio de Algeciras han arrasado con siete primeros premios y cinco menciones de honor. Esa cosecha de premios se entiende mejor teniendo en cuenta el elevado número de participantes de esa ciudad, que hizo que se encontraran entre los finalistas 16 proyectos, 15 profesores y nueve centros, que fueron despedidos solemnemente por el alcalde de la ciudad antes de viajar a Viladecans. 

Sensibilidad de los gobernantes

Las autoridades municipales de Algeciras y de Viladecans están desarrollando otras iniciativas para estimular el interés por la ciencia, lo que ha servido para poner de manifiesto que, cuando hay sensibilidad por parte de los gobernantes, la curiosidad innata de grandes y chicos por entender el mundo que nos rodea da excelentes frutos.

Espero que otros muchos municipios sigan su ejemplo, porque el desarrollo de un pueblo no es completo hasta que no se dota de cultura científica. Para desarrollarla contamos con unos aliados excepcionales: los profesores y profesoras de enseñanza primaria y secundaria que, a pesar de las limitaciones de presupuesto y el a menudo escaso respaldo social, están educando a nuestros hijos y transmitiéndoles, entre otras muchas cosas, su amor por la ciencia. Con su trabajo, con el de los profesores universitarios y el de los divulgadores científicos, y con el apoyo de los responsables políticos, espero que en el futuro la ciencia ocupe en nuestro país el lugar de honor que sus habitantes merecen.

PD: Nuestra obra 'Científicas' recibió el Primer Premio de 'Puesta en escena'

La autora de este artículo forma parte de la Red de Científicas Comunicadoras