Dos miradas

En suspenso

En aquellos días extraños de octubre vivimos, en universos paralelos, la inminencia de la república, la proclamación repentina, la retirada caótica... Y no hacíamos nada

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Josep Maria Fonalleras

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Kavafis escribió un poema, 'Esperando a los bárbaros', en el que describía la desazón y la excitación, el miedo y la esperanza que anidaban en un pueblo que vivía expectante ante la noticia de la inminente aparición de aquellos que habían de cambiar el orden de las cosas. Todo quedaba en suspenso antes de la llegada de un nuevo estado, de una civilización diferente, de una manera distinta de organizarse. A diferencia de lo que algunas lecturas proponen, los romanos (el pueblo implícito en el poema) no temen a los bárbaros. Simplemente les esperan y, mientras esperan, son incapaces de hacer nada más, conscientes de que nada será lo mismo cuando los bárbaros lleguen. ¿Y qué necesidad hay, pues, de hacer nada sabiendo que no va a valer de nada hacerlo?

El poema termina con una desolación colectiva. Una infinita decepción y un interrogante ante el futuro. Los bárbaros "no han venido" ni vendrán. "¿Y qué será ahora de nosotros sin bárbaros?", dicen los romanos. "Esta gente al menos resolvía algo". Hace un año, en aquellos días extraños de octubre, convulsos, inquietantes, pensé en Kavafis. Fueron unos días en los que vivimos, en universos paralelos, la inminencia de la república, la proclamación repentina, la retirada caótica, la alegría o el temor o ambas cosas. Y no hacíamos nada, como si los bárbaros (y que cada uno los personalice a su gusto) estuvieran a las puertas de la ciudad. Aquellos momentos de parálisis, de estupefacción, de colapso.