Sea usted creativo

Pocas cosas hay menos creativas que los consejos para ser creativo. Por no hablar de los cursos, charlas y libros que se destinan a ello. Son insufribles.

En internet usted puede encontrar miles de vídeos en los que se le dan pistas para aumentar su creatividad dormida, porque siempre se empeña el aconsejador en dejarnos claro que todos somos tremendamente creativos aunque no lo sepamos en absoluto. Eso, obviamente, aumenta nuestra autoestima, genera simpatía por el conferenciante y nos decimos llenos de orgullo: «Por fin alguien ve en mi lo que nadie ha visto jamás».

La creatividad siempre se explica con gráficos

Tras ese peloteo inicial, el autor del libro, de la charla, de la conferencia o de lo que diablos sea, empieza a hacer gráficos en lo que nos muestra lo que es, para él y para el mundo entero, la creatividad. Habitualmente (es ya un tópico), nos dice que consiste en mezclar conceptos que pertenecen a mundos distintos. Es decir, que unir, pongamos por caso, el sexo con la termodinámica resulta tremendamente creativo. No digo yo que no pueda serlo, pero suelen olvidar estos gurús que de la unión de cosas dispares no surge necesariamente algo creativo. No es una ley cerrada ni jamás podrá serlo. Por ejemplo, mezclar el huevo con las patatas generó algo que sí fue creativo: la tortilla de patatas, pero si unimos el huevo con tuercas y tornillos, el resultado será una considerable estupidez incomestible.

Algo que ignoran los hombres y mujeres amantes de despertar nuestra mente creativa es que, en ocasiones, la creatividad no surge al mezclar cosas, sino al aislarlas con un empeño enfermizo. Ver cientos de miles de arbustos y ser capaz de ir arrancándolos hasta dejar una fina hierva, modesta y preciosa, que brilla más que toda la Vía Láctea.

Métodos inútiles

La creatividad siempre ha sido un atributo de personas que no han sentido la necesidad de dejarse guiar por los métodos que aparentemente la generaban. Antes eran unos y ahora son otros, pero siguen siendo igual de inútiles.

Echo de menos que alguien, en un vídeo de Youtube o en una multitudinaria conferencia, nos diga que tal vez no somos creativos ni lo seamos nunca, por mucho empeño que pongamos en ello, que no pasa nada por no serlo, que es mejor hacer algo poco original pero maravilloso, que no nos resta interés como seres humanos revolucionar nuestra área de trabajo tres veces por semana. Ojalá algún día nos digan que la originalidad sigue siendo un misterio, que tal vez deje de serlo algún día, que si no somos creativos no pasa nada, porque por suerte existen millones de obras creativas de las que podemos disfrutar.

Toda definición de la creatividad, incluyendo alguna que yo, por error y tontería mía, haya podido dejar caer en este artículo, es una soberana estupidez.