Pequeño observatorio

El necesario recuerdo de Néstor

Mi cuñado Néstor Luján fue capaz de ser creativo tanto en la ternura como en el sarcasmo

Néstor Luján en 1995 y cartas de las cenas a Eva Perón (1947), Angel Guimerà (1916) y García Lorca (1935).

Néstor Luján en 1995 y cartas de las cenas a Eva Perón (1947), Angel Guimerà (1916) y García Lorca (1935).

Josep Maria Espinàs

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Tengo que agradecer a Rafael Anson que haya dedicado un artículo a Néstor Luján, que murió hace 23 años. Su cultura era inmensa, y no era fruto de una herencia familiar. No era previsible que una familia no barcelonesa y sin antecedentes culturales se encontrara con la aparición de un chico que rompía todas las hipótesis de su futuro.

Néstor Luján y yo fuimos cuñados y nos teníamos un gran respeto mutuo: el positivo respeto a las diferencias. Él se licenció en Filosofía y Letras, se apasionó por la historia y al mismo tiempo por la gastronomía. Cito estos dos temas, que conoció a fondo, para enmarcarlo como auténtico experto en todas las materias a las que se acercaba.

Si en alguna reunión se hablaba de pájaros, por ejemplo, a un futuro encuentro con sus amigos podía hablar los pájaros con una autoridad indiscutible. Yo me quedaba sorprendido. Es evidente que era un gran lector pero con ello no tenía suficiente: era un increíble asimilador.

Recuerdo que un día unos amigos nos enseñaron unos árboles que habían plantado en su jardín, y Néstor, sin dudar, nos explicó las características de aquella especie. Es cierto que tenía una magnífica biblioteca, pero no solo la "tenía", sino que se la "sabía".

Pienso en Néstor y en el valor de la curiosidad, que es un gran instrumento vital. Rafael Anson ha querido recordar, y lo agradezco una vez más, el cumpleaños ya lejano de Néstor Luján, que murió muy poco después de hacer una cata de whisky que pidió a su hermana. Yo estaba junto a Néstor cuando pidió aquel pequeño placer que sería el último para él. Quizá alguien no lo entenderá, pero yo pienso en la importancia de los detalles, tanto en el esplendor de la vida como en los momentos de crisis.

Néstor Luján fue capaz de ser creativo tanto en la ternura como en el sarcasmo.

Se rompió una vida muy potente. Y pienso que cuando lo convocaron para ser miembro de la Academia Internacional de Gastronomía, distinguían a un escritor que estaba explorando todos los gustos de la vida.