Opinión | Editorial

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Montón retrata a Casado

Dimitir parece que ya no es un verbo extraño en la cultura política española

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En apenas cien días, un cambio de cultura política parece haberse instalado en España. En este periodo de tiempo, dos ministros del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez (Màxim Huerta y Carmen Montón) han dimitido a causa de diferentes irregularidades. Erigido en presidente del Ejecutivo gracias a una moción de censura en la que esgrimió la ejemplaridad ante el numantismo con el que el PP reaccionaba a los casos de corrupción, Sánchez levantó una vara de medir que le ha supuesto perder a dos ministros, una de ellas, Montón, fiel colaboradora en su trayectoria política. La fuerza de la ejemplaridad y el recuerdo del pasado tan reciente han convertido en virtud lo que, objetivamente, es un problema para Sánchez. Dimitir parece que ya no es un verbo extraño en la cultura política española.

Excepto en el PP. La dimisión de Montón por las irregularidades de su máster en el Instituto de Derecho Público (IDP) de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) deja en una situación muy delicada al líder conservador, Pablo CasadoPablo Casado. A diferencia de Montón, Casado está investigado judicialmente por su máster. El Tribunal Supremo (TS) decidirá en los próximos días si lo imputa, ya que la jueza del caso aprecia "indicios de responsabilidad penal" en el título que Casado obtuvo. Si Casado no fuera aforado, ya  estaría imputado, dado que la magistrada sostiene que ha quedado "indiciariamente acreditado" que el máster se usaba como "regalo o prebenda" sin mérito académico alguno para alumnos "con una posición relevante en el ámbito político, institucional o que mantenían vínculos estrechos de amistad o de carácter profesional" con Enrique Álvarez Conde, el responsable del IDP.

Tienen razón los portavoces del PP cuando afirman que el caso de Casado no es como el de Montón. El del líder del PP es más grave al estar ya judicializado. Si el TS decide imputarlo su situación será insostenible. Pero incluso si no es imputado, el ejemplo de Montón deja a Casado a la intemperie. Porque resulta obvio que aprobar un máster con solo cuatro trabajos, sin ir a clase ni presentar un trabajo de fin de máster no es lo habitual en la universidad. Si Casado quiere disipar dudas, debe hacer públicos los trabajos, un ejercicio de transparencia y de fiscalización, por cierto, que es natural que también se dé con la tesis doctoral del propio Pedro Sánchez. La ejemplaridad es para todos.