La dimisión de Montón rompe la estrategia de Casado

Pablo Casado en el Congreso de los Diputados

Pablo Casado en el Congreso de los Diputados / periodico

Pilar Santos

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Pablo Casado tiene un problema personal que puede tener consecuencias para el mayor partido de España: las sombras sobre el máster que cursó hace ahora diez años en la Universidad Rey Juan Carlos están limitando su capacidad de oposición y la de todo el PP. Carmen Montón ha dimitido como ministra de Sanidad por haber plagiado su trabajo de fin de máster y por haber mentido sobre la realización del curso y los conservadores no solo no pueden utilizarlo contra Pedro Sánchez sino que, de rebote, dejan más espacio a Ciudadanos, su competidor en el centro-derecha, que sí lo hace.

Albert Rivera aprovechó este miércoles esta coyuntura a lo grande, en plena sesión del Congreso, y logró marcar la actualidad cuando pidió cuentas al presidente del Gobierno sobre su tesis, un documento que el socialista se resiste a facilitar a la opinión pública. Casado se calló. No entró al fondo ni de la dimisión de Montón ni de la tesis de Sánchez. Las primeras críticas internas por la falta de estrategia empiezan a surgir en las filas populares.

El PP no marca la agenda

Casado, elegido en julio por la militancia y los compromisarios para encabezar el partido, está pendiente en estos momentos de si, en las próximas semanas, el Tribunal Supremo lo imputa por las irregularidades en su máster o si archiva la causa. El escándalo estalló en abril días después del de Cristina Cifuentes.

Varios diputados que simpatizan con Casado, que lo apoyaron en las primarias, consideran que el nuevo líder del PP y sus asesores están fallando en la estrategia y no consiguen marcar la agenda. Citan varios ejemplos en los que Rivera se les ha adelantado: la anulación del impuesto de sucesiones, la retirada de los lazos amarillos y las críticas a TV-3. Consideran que van a rebufo y, en vez de ponerse una coraza a la espera del Supremo, se ven arrastrados por la actualidad que marcan el Gobierno y Rivera.

Las miradas se empiezan a dirigir hacia Teodoro García Egea, secretario general del PP, que pinchó el sábado al no conseguir llevar hasta la junta directiva nacional celebrada en Barcelona a la mayoría de los barones; y también hacia Pablo Hispán, jefe de gabinete de Casado. Hispán, de tendencia muy conservadora, estuvo en el equipo de Jorge Moragas con Mariano Rajoy.

Esta delicada situación del líder popular quedó retratada en la sesión de control. El líder popular evitó afear a Sánchez que lleve dos dimisiones de ministros en 100 días y prefirió desviar la atención a las rectificaciones (inmigrantes, impuestos…). Por su parte, el jefe del Ejecutivo tampoco echó en cara al presidente del PP que no haya dimitido como Montón. La explicación a este extraño silencio llegó poco después, en el turno de Rivera.

"Para disipar dudas"

El líder de Ciudadanos exigió al dirigente socialista que publique de una vez su tesis. Criticó que la Moncloa haya vetado un proyecto de ley del partido naranja que obligaría a colgar todos esos documentos en internet. "Por el bien de la educación pública, para disipar cualquier duda, haga pública la tesis", le exigió el político catalán.

Sánchez respondió que su trabajo está publicado "conforme a la legislación" en la red universitaria (Teseo), pero no dijo que vaya a facilitar su lectura a la opinión pública. No especificó que esa plataforma es restringida y, quien puede entrar, además, solo ve una ficha de la tesis, no el texto completo. El trabajo, de más de 300 páginasse puede consultar tras solicitarlo a la Universidad Camilo José Cela, donde está custodiado.

Momento para los segundos espadas

Tras el silencio de Sánchez sobre el máster de Casado, el PSOE lo intentó arreglar a través de su portavoz en el Congreso, Adriana Lastra, que en los pasillos pidió la “dimisión” del conservador. Respecto al silencio de Casado sobre Sánchez, Dolors Montserrat, la homóloga de Lastra en el PP, hizo lo propio y exigió que el inquilino de la Moncloa haga pública su tesis. Los segundos espadas exigiendo lo que no pueden pedir los jefes.