Agitada precampaña municipal

¿Cuatro socialistas en la batalla de Barcelona?

La cúpula de ERC estudia pedir a Ernest Maragall que lidere la candidatura a la alcaldía

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cmontanyes44627404 leonard180811174810 / LEONARD BEARD

Joan Tapia

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Las municipales son las primeras elecciones en el calendario, aunque puede no ser así si Pedro Sánchez disuelve el Congreso. O si Quim Torra, en busca de 'el momento' para una nueva DUI (o en un segundo 155) convoca elecciones anticipadas.

Pero en caso de 'normalidad', las elecciones municipales de Barcelona tendrían gran relevancia. Torra ya ha dicho que el desenlace del 27-O hubiera sido otro si la alcaldía hubiera estado en manos amigasPero Xavier Trias no luchó por seguir siendo alcalde en el 2015 -y en gran parte por eso lo fue Ada Colau- porque Artur Mas, que quería presentarse a las autonómicas plebiscitarias como el paladín del secesionismo, no podía permitir que Trias hiciera un pacto transversal.

Candidatos con ADN socialista

La realidad es que hoy Colau, aupada por el viento de protesta contra la crisis, es la alcaldesa pese a su gran minoría (11 concejales sobre 41). Sufre muchos y graves problemas por su empanada ideológica (manteros, orden público…) pero tiene tenacidad y podría volver a ser la primera lista.

Históricamente, Barcelona fue del PSC con cuatro alcaldes consecutivos (1979-2011) más o menos brillantes, pero con buena gestión ciudadana y económica: Narcís Serra, Pasqual Maragall, Joan Clos y Jordi Hereu. Y, curiosamente, ahora cuatro ADN socialistas -tres vienen del PSC y otro de Francia- pueden disputar la alcaldía a Colau.

El oficial es Jaume Collboni que ha sido concejal los últimos cuatro años y al que ahora tanto su gestión como la consolidación del PSC y el efecto Pedro (Sánchez) tiran al alza. Collboni intentó "romanizar" con éxito relativo al equipo Colau hasta que la alcaldesa (olvidando la política municipal) rompió el pacto esperando el dividendo anti-155 en las autonómicas del 2017. No fue así porque la lista de Iceta subió mientras que los comunes sacaron nueve diputados menos (ocho) retrocediendo incluso respecto a los obtenidos por Rabell y Coscubiela.

La hipótesis de Collboni, Manuel Valls, Mascarell y Maragall encabezando listas diferentes ya se no puede excluir

Collboni es trabajador, pero para su desgracia no será el único socialista en la carrera. Manuel Valls, exprimer ministro francés, se lo lleva pensando meses pero todavía no ha decidido. Valls cree que una victoria europeísta en Barcelona sería relevante para el continente, pero es consciente de las dificultades. El abrazo de Cs le puede potenciar, pero imposibilita la conjunción con el PSC (su sueño) y dificulta las alianzas necesarias para, aun en el caso de ser la primera lista (nada fácil porque el voto autonómico no se repite en las municipales), alcanzar la alcaldía. ¿Qué decidirá Valls, tan inteligente como impulsivo (ver las memorias de Hollande)? Lo está rumiando en Menorca.

Ferran Mascarell, exconcejal y exconseller socialista, puede ser otro duro competidor. Ahora no como PSC, sino como candidato del Movimiento Nacional catalán (buena definición de Antón Costas) que Puigdemont y Torra quieren construir sobre las ruinas de la en otro tiempo poderosa CDC. Mascarell es pragmático (a veces en exceso), conoce el ayuntamiento y sería un candidato más serio que el confuso artefacto político que le apoyaría.

Pero Collboni y Mascarell saben que las encuestas señalan a ERC como ganadora, pese a que su candidato, Alfred Bosch, no tiene especial glamur.  Algunos en la cúpula de ERC creen que Barcelona es clave para su hegemonía y el 'sorpasso' definitivo a las varias reencarnaciones de CDC y saben que con Bosch tendrían buen resultado, pero temen a Colau. No quieren salir con menos empuje que la Crida de Puigdemont-Mascarell y estudian un golpe de efecto: colocar a Bosch de dos y convencer a Ernest Maragall -hermano menor de Pasqual y alto cargo socialista en el ayuntamiento durante muchos años- para que lidere su lista. Están convencidos de que la fuerza de una lista ERC adobada con salsa maragallista les garantizaría tanto ser la primera lista como la alcaldía.

Creen que Maragall alcalde sería un logro clave para ERC (como lo fue ya en las europeas del 2014 cuando ayudó a batir a CDC) y que conviene también al propio Bosch que sería el hombre fuerte del ayuntamiento. Pasar a segundo puede herir la vanidad, pero impulsar el futuro.

 ¿Qué dirá Ernest? Es muy suyo y huye de batallas intestinas (se graduó en las muchas del PSC), pero la cúpula republicana tiende a pensar que el maragallismo -progresismo universal, socialismo amplio y catalanismo militante- le haría dar la última batalla.

Aunque mayo está todavía lejos, Colau puede perder porque el viento del PSC, de sus hijos o hermanos desviados, sin excluir al primo francés, vuelve a sobrevolar Barcelona.