Opinión | EDITORIAL
Ambicioso plan para el aeropuerto
El proyecto de ampliación del aeródromo supone la consolidación de El Prat como un gran 'hub' internacional
En la historia de la desafección de Catalunya hacia el resto de España, como lo llamó en su momento el president Josep Montilla, está marcado en rojo el acto en el IESE del 22 de marzo del 2007 cuando gran parte de la sociedad civil catalana, encabezada por destacados agentes económicos, exigió al Gobierno una política respecto al aeropuerto de El Prat acorde con el peso económico de Catalunya, y no subordinada al aeropuerto de Barajas. Lo que entonces parecía ser el problema (la apuesta de las low cost por el aeropuerto de Barcelona) se convirtió en la solución, y hoy El Prat compite de tú a tú con Madrid y tiene unas perspectivas de crecimiento envidiables. Las pesimistas revisiones que hablaban de que el aeropuerto de El Prat sería una instalación de segunda han quedado –gracias al buen trabajo durante estos años de muchos sectores implicados a veces en condiciones adversas– felizmente refutadas. El aeropuerto, junto al puerto, son dos infraestructuras claves para la prosperidad económica de Barcelona.
Es en este contexto que hay que aplaudir de entrada la letra del ambicioso plan director del aeropuerto de El Prat presentado ayer por el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. El proyecto se marca como objetivo pasar de la capacidad actual para 55 millones de usuarios a una de 70 millones de pasajeros en el 2026 con una inversión de 1.600 millones de euros (que incluyen, eso sí, actuaciones ya en marcha o proyectadas). Dos proyectos llaman la atención: la construcción de una terminal satélite para vuelos intercontinentales y la idea de que el aeropuerto de Girona-Costa Brava se convierta en la cuarta pista del aeródromo de Barcelona. Para ello, se contempla la construcción de una estación del AVE en el aeropuerto de Girona y servicios de lanzadera que la una con Barcelona. Esta unidad de acción de los dos aeropuertos beneficiará a las dos ciudades y constituye una gran oportunidad de desarrollo económico en este eje Girona-Barcelona. El proyecto de Fomento consolida de forma definitiva a Barcelona como hub internacional estratégico del Estado, una condición que no estaba tan clara en el 2007 cuando se celebró el acto del IESE. El plan director es un gran proyecto, pues. Ahora solo cabe que las inversiones prometidas se acaben materializando para que Barcelona siga volando alto en el mercado globalizado.
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