LA LACRA DEL MACHISMO
'Manada' de cerdos violadores
Necesitamos una sentencia justa para la violación múltiple de los sanfermines. Pasan los años. El machismo pervive. Respetar a la mujer puntúa poco
Sílvia Cóppulo
Periodista y psicóloga.
Licenciada en Psicología y Doctora en Comunicación. Profesora de Comunicación en la Universitat de Barcelona
SÍLVIA CÓPPULO
Si te violan, tienes que quedar jodida para siempre.
7 de julio de 2016. La metieron en un portal, la desnudaron y, uno tras otro, en veinte minutos, los cinco la violaron mientras reían y grababan la escena en sus móviles. Los vídeos y las fotos son un tesoro para pasarlo en grande al rememorar la hazaña por las redes. Cuando ya se subían los pantalones, robaron el teléfono a la joven madrileña de dieciocho años para que no pudiera pedir auxilio. No ofreció resistencia. Hubiera sido contraproducente. La superioridad de ellos era evidente. Quedó en estado de shock. Una pareja la encontró de madrugada en posición fetal, absolutamente desorientada. Llamaron a la policía. Los agentes municipales de Pamplona que la atendieron, aseguran que no parecía que fingiese. Ha pasado un año desde aquella madrugada de los sanfermines cuando acontecieron los presuntos hechos que ahora se juzgan a puerta cerrada en la Audiencia de Navarra. Los acusados de violación se autodenominan “la manada”. De cerdos, añadiría yo. Uno de ellos es guardia civil y otro, militar. Todos, sevillanos. Los cinco se declaran inocentes y solo el guardia civil admite que robó el teléfono a la chica. Llevan tres meses en prisión preventiva.
Hay que ser un sinvergüenza para intentar demostrar que, si la joven no se ha hundido en la miseria de una depresión que le devore el futuro, es que la violación no fue tal, sino pura juerga consentida. Por delante, por detrás, por la boca y con los cinco. Se le da vuelta a la situación, y la víctima es la acusada de haber podido llevar posteriormente una vida demasiado normal, según el informe de un detective privado contratado por la defensa de los chicos. De fondo subyace la idea, de que, si una mujer sale de madrugada, ya sabe a qué se enfrenta. Que el consentimiento en las relaciones sexuales es un mero detalle. ¿Para qué está el cuerpo de una mujer si no es para satisfacer las ansias de un hombre? Total, cuando se está borracho, una violación dura nada.
Necesitamos una sentencia justa. Pasan los años. El machismo pervive. Respetar a la mujer puntúa poco.
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