EL CONFLICTO CATALÁN
"No se van a ordenar solas las cosas, digo yo"
Habéis casi consumado vuestro objetivo que de tan alargado en el tiempo y en las formas ha acabado mutando en una obsesión
Ya lo habéis hecho, casi. Retórica, suspendida, diferida, flotante o metafórica, lo habéis hecho. Habéis casi consumado vuestro objetivo que de tan alargado en el tiempo y en las formas ha acabado mutando en una obsesión. Qué malas son las obsesiones, ¿verdad? ¡Cómo van carcomiéndonos, colándose por cada uno de nuestros recovecos hasta invadirnos por completo, cómo lo pudren todo hasta que conseguimos expulsarlas!
Hoy casi habéis declarado la independencia, lo ha hecho el 'president' Puigdemont. También casi lo habéis hecho vosotros: todos los que habéis demostrado una fidelidad inquebrantable a vuestra república. Y también tú, que sin considerarte independentista te has creído a pies juntillas que es la mejor opción para echar al Partido Popular del Gobierno. Extraña forma de entender la solidaridad, irse de España para forzar un cambio de gobierno en España. Esta tarde casi lo habéis hecho posible todos vosotros. El mérito también es vuestro.
Y a mí solo me queda preguntaros: ¿cómo os sentís? Me resulta prácticamente imposible ponerme en vuestra piel, espero que lo entendáis, por eso solo puedo preguntároslo. ¿Qué sensación os invade? ¿Liberación? ¿Felicidad? ¿Justicia? ¿Orgullo? Me encantaría saberlo, porque yo solo puedo hablaros de las mías, que me temo son antagónicas a cualquiera de las que podáis explicarme cada uno de vosotros. Yo siento tristeza y desasosiego, no sabría deciros cómo colocarlos en la balanza, pero si se trata de porcentajes, pongamos un 42% de tristeza y un 43% de desasosiego, lo que me daría la legitimidad suficiente para declarar un estado de tristeza generalizada.
Estoy triste porque me habéis situado en un escenario que no quería y aún creéis que lo habéis hecho no solo en mi nombre sino por mi bien
Estoy triste porque me habéis situado en un escenario que no quería y todavía creéis que lo habéis hecho no solo en mi nombre sino por mi bien. Me habéis impuesto vuestra felicidad como único camino posible para conseguir la mía. Habéis socializado un sentimiento privado e intransferible. No necesito vivir instalada en la revolución para conseguir mis objetivos, quizá porque me ocupan empresas más pequeñas, más tangibles, menos quiméricas.
Declaración suspendida al acecho
Mi porcentaje de desasosiego tiene una relación directa con vuestro casi nuevo y definitivo “éxito” de esta tarde. ¿De verdad creéis que vuestra casi declaración por muy etérea que haya sido no va a tener réplica? ¿Qué va a ser aplaudida en España o en Europa? ¿Que vuestra forma de entender el diálogo con una declaración suspendida al acecho es compartida por la forma de entenderlo de mediadores, organizaciones o líderes políticos?
Yo, sinceramente, creo que no y ahí radica mi desasosiego. Ahí y en las consecuencias presentes y futuras. Esta tarde en la que casi hacéis lo que dijisteis que ibais a hacer me he tropezado con mi poema preferido de la premio Nobel de literatura polaca, Wislawa Szymborska, "Después de cada guerra alguien tiene que limpiar. No se van a ordenar solas las cosas, digo yo”
No hace falta que sea una guerra, después de lo que casi ha pasado esta tarde, ¿de verdad creéis que las cosas se van a ordenar solas?
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