Los retos de la solidaridad

Una alianza para combatir la vulnerabilidad

Las barreras ideológicas se desploman cuando está en juego la integridad de la persona humana

ilustracion  de leonard  beard

ilustracion de leonard beard / periodico

LLUM DELÀS

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La vulnerabilidad es un concepto tan antiguo como la propia historia, si bien es cierto que nunca hasta ahora la visualización de la pobreza había alcanzado cuotas tan altas de presencia pública. De hecho, el mundo se encuentra en una situación de continua vulnerabilidad que indigna a capas muy extensas de nuestra sociedad y que tiene que ver con la injusticia, el desamparo, la indiferencia. Para los cristianos, se concibe como la antítesis del mensaje de Jesús, tan presente en nuestra sociedad.

Por esta razón, parece imprescindible la aproximación de una reflexión que acerque a las personas que trabajan para las personas, sin diferenciación de credos. Cuando hablamos de atención hacia los más vulnerables es justo y necesario hablar desde la aproximación cristiana, pero también desde el pensamiento laico.

RESPUESTAS UNÁNIMES

Las barreras ideológicas se desploman cuando está en juego la integridad de la persona humana. Unos y otros vemos la necesidad, creciente, de dar respuestas unánimes para defender a aquellos que caen bajo los planteamientos egocéntricos y dominadores del otro, en beneficio propio. Sí, también parece imprescindible abrir un diálogo que concentre a creyentes y no creyentes, sobre temas de fondo de la cultura, identificando elementos comunes para hacer llegar un manifiesto firme, a favor de aquellas personas que han sido excluidas de los derechos humanos y de los derechos sociales.

Este binomio –históricamente dividido– se ha tratado recientemente en forma de diálogos en el Palau Macaya de la Obra Social la Caixa, en el marco de un ciclo coorganizado con la Fundació Joan Maragall. El objetivo era la reflexión sobre la pulsión altruista, la concienciación de qué estamos haciendo bien y qué podríamos hacer mejor; desde la misma complejidad de nuestra –o no– creencia. Desde la acción ética y social y desde el mensaje cristiano.

OBLIGACIÓN ÉTICA Y MORAL

Estamos en un momento lo suficientemente maduro para que la sociedad comience a lantearse dicha unión y visualice conjuntamente la vulnerabilidad, tanto de las personas sin techo que viven en nuestros portales como de las personas que protagonizan las noticias de la generalizada 'crisis de los refugiados'. Debemos entender esta situación no solo como una crisis, sino como obligación ética y moral de ayudar a colectivos vulnerables y en constante riesgo, unificando acción social y acción política. 

Unión fecunda y expansiva también contra los muros que se extienden a través de la política de las grandes potencias mundiales, para cambiarlos por puentes; pero también para derrocar las pequeñas barreras que se construyen día a día en los barrios más desfavorecidos de nuestra ciudad. Esta es una tarea que realizan asociaciones y entidades sin ánimo de lucro, trabajando en red para dar oportunidades a las personas que más lo necesitan y dar una respuesta eficiente a los grandes retos sociales que plantea la coyuntura actual.

Lo hacen desde la acción, desde el acercamiento a los ciudadanos. Parafraseando al Nobel, poeta y músico, Bob Dylan: «¿Cuántas veces miraremos hacia otro lado fingiendo que no hemos visto nada?». La respuesta, sin embargo, no la hallaremos flotando en el viento. La respuesta está en nuestras manos.