Podem mantiene abierto su desafío

La formación de un partido de izquierdas en torno a Barcelona en Comú y a Ada Colau está siendo más complicada de lo previsto debido a las discrepancias de Podem (la versión catalana de Podemos) con el resto de las fuerzas que deben integrar la nueva confluencia. Hasta el punto de que la votación entre los afiliados de Podem se ha saldado con una negativa a entrar en el nuevo partido por un 62,14% de los votantes frente a un 37,45% a favor. Sin embargo, la baja participación –menos del 10% de los 52.000 inscritos y poco más del 11% de los inscritos activos (34.000)– resta validez a la consulta. Pese a ello, el líder de Podem, Albano Dante Fachin, no se aleja de la retórica satisfecha al estimar la participación como un «éxito» y enfatizar que «las decisiones se toman desde la base», una manera de demostrar que en la nueva política se valora la realidad de modo muy parecido a como se hacía en la vieja.

Dante Fachin descarta que el resultado sea un ultimátum, pero asegura que no habrá acuerdo si no se cumplen tres exigencias –voto directo y telemático de los militantes de Podem, sistema proporcional con listas abiertas y código ético--, unas condiciones que, más allá de los bizantinismos incomprensibles, expresan la lucha por el poder en el nuevo partido. Todo este proceso remite a la siempre presente pulsión cainita de la izquierda, que puede acabar abortando la formación de un partido que resulta necesario en la enrevesada situación política actual de Catalunya.