Presupuestos o presupuestos

Cuanto más furibunda sea la reacción del TC, más fácil será que la CUP apoye las cuentas

El vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, entrega el proyecto de ley de presupuestos a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, este martes.

El vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, entrega el proyecto de ley de presupuestos a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, este martes. / periodico

MARINA LLANSANA

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Este último año las únicas predicciones que han acertado en la política catalana han sido las que se han hecho 'a posteriori'. Escenarios totalmente imprevisibles -'pasos a un lado' inesperados, empates exactos en asambleas multitudinarias, investiduras sorpresa- han condicionado el tablero político y han cambiado el curso de los acontecimientos hasta el punto de que ya nadie se atreve a dibujar escenarios de futuro, y menos si hay la CUP por enmedio.Esto se ha notado estos días a la hora de hacer previsiones sobre qué pasará con los presupuestos; incluso los analistas más categóricos, ahora escarmentados, introducen condicionales a sus tesis de futuro.

Asumiendo el riesgo de meter la pata, me sitúo entre los que piensan que estos presupuestos se aprobarán con el apoyo de la CUP. Pero no porque a la CUP le haga ningún efecto la amenaza del 'si no hay presupuestos, se ha terminado el proceso', ni tampoco porque sean las cuentas más sociales de la historia, sino porque el Govern Puigdemont-Junqueras ( y todo Junts pel Sí) ha acabado haciendo suya la propuesta política de la CUP: el referéndum. Justamente, el argumento de los 'cupaires' para impedir el debate de presupuestos era la discrepancia en la estrategia política global. Eliminada la discrepancia y acordada la hoja de ruta, pues, ya no hay motivo para bloquear los números. O al menos eso es lo que dice el sentido común político.

AUGURIOS CASI SEGUROS

Termine como termine, hay algo que sí podríamos afirmar con muchas probabilidades de acierto: qué hará el Constitucional. En este caso se hace buena aquella cita que apunta que la mejor manera de predecir el futuro es estudiar el pasado. Y el pasado nos enseña que, a diferencia de la CUP, el aparato del Estado siempre actúa según lo previsto y nunca falla. Economía ya ha dicho que destina 5,8 millones al referéndum a través de dos partidas, una de 5 millones para procesos electorales y otra de 0,8 millones para procesos participativos, lo que ha hecho salir en tromba y en poco tiempo de diferencia al portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, al ministro de Justicia, Rafael Catalán y a la mísmisima vicepresidenta Sáenz de Santamaría, todos ellos para lanzar advertencias.

Para Hernando incluir una partida para el referéndum es una "decisión desafortunada" y el Gobierno de Rajoy actuará. Catalá dice que el Parlament no puede aprobar partidas sobre materias para las que no tiene competencias. Y Santamaría recuerda que el Gobierno no permitirá la celebración del referéndum porque "liquida la esencia de la nación española". Así terminará la operación diálogo más breve de la historia; con un nuevo recurso del Gobierno y una nueva suspensión del Tribunal Constitucional. Nada nuevo en el horizonte.

No hace falta conocer mucho Junqueras para deducir que tiene el plan B preparado: presupuestos o presupuestos. Ni hay que ser un crack del análisis político para saber que, cuanto más furibunda sea la reacción del Constitucional contra los presupuestos, más fácil será que se aprueben en el Parlament.