IDEAS

Músicos inmortales

JORDI PUNTÍ

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El mundo musical está mal repartido. A medida que las leyendas del rock se van haciendo más mayores y se retiran, o la joven parca les cobra su diezmo, cada vez hay más grupos sin cantante, y más cantantes sin grupo. ¿Ejemplos? Dentro de unas semanas, en el festival Cruïlla, actuarán Robert Plant and the Sensational Space Shifters. De acuerdo que le acompaña el gran Marc Ribot a la guitarra, pero seguro que más de un seguidor irá para escuchar al legendario cantante de Led Zeppelin. (Tranquilos, como no podía ser de otra forma, el 'setlist' de la gira incluye una mayoría de temas suyos.) Son casos parecidos el de Roger Hodgson haciendo de SupertrampJeff Lynne sacándole el jugo a la ELO o Roger Waters jugando con sus derechos sobre Pink Floyd.

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En el otro extremo, hace poco se vio en Barcelona la puesta en escena de QueenQueen, con el cantante Adam Lambert. Los músicos Brian May y Roger Taylor no quieren dejar los escenarios y han buscado una voz cercana al punto histriónico de Freddy Mercury, pero sin hacerle sombra. El experimento no es un desastre, pero tampoco es que importe: como el público se sabe todas las canciones, las canta de pe a pa y uno diría que, en el fondo, es como si Lambert ayudara a convocar en la memoria el vozarrón de Mercury, y los demás le siguieran el juego.

Al final todo es una cuestión de egos y líderes. Es más fácil que un cantante y músico encuentre una nueva banda que acompañe su creatividad -tal como hicieron en su día Morrissey, Paul Weller o Damon Albarn- que no que un grupo encuentre a un nuevo cantante. Véase sino el experimento de AC/DC con Axl Rose, a quien llaman “vocalista invitado” pero en realidad está al servicio de la guitarra de Angus Young. Seguro que con el paso de los años veremos más y más ejemplos de este tipo, a medio camino de la franquicia y el homenaje. Las canciones de estos nuevos proyectos nunca estarán en Spotify, ni Queen volverá a grabar el 'Bohemian Rhapsody'. Solo funcionan en directo, como una sesión de espiritismo colectivo en la que cada uno oye lo que quiere, un intento de creer que -más allá de los discos- los ídolos son realmente inmortales.

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