Al contrataque
El atentado, el programa y el vómito
Medida, sobriedad. No queremos hacer de un acto terrorista un programa de pornografía emocional
Sílvia Cóppulo
Periodista y psicóloga.
Licenciada en Psicología y Doctora en Comunicación. Profesora de Comunicación en la Universitat de Barcelona
SÍLVIA CÓPPULO
Un primer 'in put'. Un flash confundido. Un ataque. Muertos, tal vez. Se dispara la alerta en nuestro cerebro. El miedo y la adrenalina se entrecuzan.Somos periodistas y creemos en el servicio público. Todo el equipo trabaja febrilmente para obtener datos fiables y contrastados. Tenemos que ir deprisa y ordenar el caos. Que no se atropellen las palabras, que el relato sea comprensible y el nerviosismo no nos traicione.
Buscamos las cinco 'w's' ('what', 'who', 'where', 'when' y 'why') esenciales de los hechos. Enseguida sabemos una punta del 'qué' (explosión, tiroteo...), aunque nos cuesta admitir la constatación de que este 'qué' no ha sido producto del azar.
El 'dónde' y el 'cuándo' también son claros. Necesitamos el 'quién'. A quién ha afectado el ataque terrorista indiscriminado, la gravedad, los hospitales. Los testigos nos aportan el tono real de hechos y sentimientos. Medida, sobriedad. No queremos hacer de un acto terrorista un programa de pornografía emocional. El otro 'quién', los autores, es difícil de averiguar.
Donde nos atascaremos será en el 'porqué'. Que vengan los especialistas. Poco después de haber comenzado un especial a raíz de un atentado terrorista, habremos dicho todo lo que somos capaces de decir. Las intervenciones posteriores solo serán para conjurarnos contra el miedo.
Durante años, en la pared de la redacción de TV-3, leíamos: «Que la realidad no te impida hacer un buen reportaje», frase atribuida al magnate William Randolph Hearst. Durante años, cuando nos levantábamos con otro atentado de ETA, fui elaborando un modelo de programa concreto de radio cada vez más cuidadoso para informar y ayudar a entender, cohesionándonos.
Un día, sin embargo, me di cuenta de que había afinado las líneas maestras: lo que hay que hacer y lo que resulta farragoso, reiterativo e inútil. Hubo tantos atentados de ETA, que me sentí casi una especialista; había que mejorar lo que llamamos formato. La reiteración de los hechos y la voluntad de hacer bien el trabajo me habían conducido a reelaborar un modelo basado en la muerte de seres humanos a manos de otros seres humanos. Todo desde la distancia emocional. El periodismo, la ética y el espectáculo son necesarios para generar interés, dicen, pero en ese momento me vino el vómito.
ETA CRITICA A LOS YIHADISTAS
Ahora, después del noviembre de París y del marzo de Bruselas, me he dado cuenta de que vuelvo a ser capaz de redefinir un formato de cobertura de atentados riguroso y adaptado a los tiempos de twitter. Mientras pienso y me cuestiono, leo que ETA critica a los yihadistas que han causado más de 30 muertos y 300 heridos en Bruselas. Dicen los etarras que no se pueden aceptar matanzas que tienen como objetivos simples ciudadanos. Y es ahora cuando he vuelto a vomitar.
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