MI HERMOSA LAVANDERÍA

El maestro y los vestidos de satén

Article Coixet

Article Coixet / periodico

ISABEL COIXET

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Descubrir a Henry James fue uno de los momentos mágicos de mi vida de lectora. 'Los papeles de Aspern', 'Otra vuelta de tuerca', 'Las alas de la paloma', 'Retrato de una dama', 'La bestia en la jungla' han sido libros que me han acompañado durante años, que me han hecho soñar, pensar, reflexionar, que me han abierto ventanas y caminos de conocimiento. Hay escenas en esos libros que, cruzando las distancias y los tiempos, llegan hasta el lector de hoy como flechas encendidas. ¿Qué es la verdadera vida? ¿Cuáles son los auténticos sentimientos? ¿Y cómo reconocer en las gentes con las que nos cruzamos a las personas que serán claves en nuestra vida, que nos dejarán una huella imborrable? 

Es imposible leer sus libros sin pensar en algún momento quién era este hombre taciturno, melancólico, apasionado, discreto y genial que amaba y entendía a las mujeres aunque no le elevaban la libido, que se estremecía ante la presencia de hombres muy jóvenes. El libro de Colm Tóibín 'The master' ('Retrato del novelista adulto', Edhasa) recrea con maestría el mundo de Henry James y nos transporta a cuatro años, a partir de 1895, de la vida del novelista y su círculo de amigos. El autor escoge, para arrancar, uno de los episodios más penosos de la vida de James: el estrepitoso fracaso de su única obra de teatro, 'Guy Domville', que fue recibida con abucheos y silbidos en su estreno en Londres y marcó la vida del autor para siempre: se retiró a Irlanda y decidió escribir únicamente ficción. Tóibín, que admira profundamente a James, no ahorra penosas facetas de este que tienen mucho de la mezquindad que aparece a menudo entre las personas con más talento: la obra de teatro de James fue sustituida por una de Wilde, poco antes de que este fuera detenido y juzgado por conducta indecorosa, y James sigue obsesivamente los detalles del proceso a través de la prensa. Oscar Wilde era, en lo personal, el anti-James: buscaba el escándalo y la provocación, y jamás se avergonzó de ser quien era ni de sus inclinaciones sexuales. En 'The master' encontramos, explicadas con una enorme delicadeza, algunas de las claves para entender la homosexualidad latente (y no tan latente) de Henry James, parte de las cuales ya afloran en la antología 'Cartas a hombres jóvenes', que su familia intentó por todos los medios, interceptar, tras su muerte. 

Pero hay mucho más que eso en 'The master'. Quizá la parte que más me ha conmovido es la hermosísima descripción de su relación con la escritora Constance Fenimore Woolson. Cuando esta se suicida, en Venecia, tirándose por una ventana, tras esperarle en vano, vemos a James transportar los vestidos de la fallecida en una góndola y tirarlos al Gran Canal. Los vestidos, como nenúfares gigantes, flotan en las aguas turbias de la laguna veneciana y se alejan de James, dejándole con una desolación que solo tiene parangón con la escena final de 'La bestia en la jungla', cuando el protagonista se da cuenta de que ha dejado pasar, sin vuelta atrás, a la persona mas importante de su vida.