Análisis

Banquillo comprometido

El juicio abre una situación muy complicada para una institución que está deslegitimada entre grandes sectores de la población

CRISTINA BENLLOCH

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La infanta Cristina es una de las 18 personas imputadas en el 'caso Nóos', donde se juzga un presunto fraude al fisco y una supuesta malversación de fondos públicos. En los próximos días sabremos si la hermana del rey Felipe VI seguirá ocupando su lugar en la última fila del banquillo de los acusados en la sala de la Audiencia de Palma, y los demás detalles técnicos de una vista que puede ser muy larga. Lo cierto es que el desarrollo de los acontecimientos puede resultar crucial para la 'buena salud' de la Jefatura del Estado.

Durante los últimos años el apoyo a la Monarquía ha sufrido una caída importante a la vista de los datos de niveles de confianza elaborados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), de los que se desprende que la Corona no pasa por su mejor momento. Felipe VI heredó una corona suspendida. Si bien en el barómetro de abril del 2015 en el que se preguntaba por los niveles de confianza, el 'recién estrenado' Rey habría conseguido aumentar los niveles medios, sin llegar a aprobar, su posición media era de 4,3 sobre 10.

Los acontecimientos han resultado importantes para comprender la evolución de la opinión que los españoles han tenido sobre la institución monárquica. Podemos decir que el declive del apoyo a la Monarquía se produjo en dos tiempos. El más importante tuvo lugar en la etapa de Gobierno del PP cuando la institución perdió entre uno y dos puntos, según grupos de edad o ideología. Durante la etapa de Rodríguez Zapatero, el apoyo a la Monarquía se estabilizó, aunque volvió a resentirse tras el estallido de la crisis económica, sobre todo a partir del 2010 (aunque la caída de estos años es menor que en la etapa de Aznar). En relación con los acontecimientos, el incidente del rey Juan Carlos I en Botsuana jugó su papel negativo en la confianza popular; mientras que el año de la boda de Felipe VI con Letizia fue un pequeño respiro. A pesar de ello, desde el 2011 la Monarquía ya no fue capaz de aprobar, y sigue luchando por salir del suspenso.

UNA FECHA DESAPERCIBIDA

Hace apenas unos meses se cumplían los 40 años de la coronación del Rey honorífico Juan Carlos I. Una fecha que ha pasado sin pena ni gloria para la opinión pública, un monarca relegado a un plano silencioso y que abdicó con unos niveles de confianza impensables para la institución.

Un Rey al que se le 'permitían' cada vez menos fallos y que se vio obligado a pedir un perdón público (2012), algo que no había ocurrido hasta el momento. Ahora se ha producido otro hecho impensable en otros tiempos, una infanta se sienta en el banquillo de los acusados.

El juicio abre una situación muy complicada para una institución que se encuentra deslegitimada entre grandes sectores de la población. Cualquier movimiento en falso puede suponer un retroceso en lo avanzado por Felipe VI.

Lo cierto es que las generaciones más jóvenes son las que menor confianza depositan en la Monarquía y que, en cierta medida, las franjas de mayor edad son las que están aumentando las notas medias en los barómetros. En este momento la Jefatura del Estado se encuentra de nuevo ante una encrucijada. Esa silla en el banquillo ocupada por Cristina en un caso de corrupción hace que la ciudadanía vea con peores ojos a la Monarquía española.