Ganadores y perdedores del 9-G

ORIOL BARTOMEUS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP  de este sábado deja un panorama político, en Catalunya y en España, distinto del que dibujaba la celebración de unas nuevas elecciones. Precisamente, la perspectiva de lo que habría pasado en una nueva convocatoria electoral habría actuado como desatascador de una situación que parecía enrocada e imposible de solucionar. Así pues, el nuevo panorama deja vencedores y vencidos, no tanto porque haya cambiado de forma significativa su situación, sino por lo que podría haber pasado si no hubiera habido acuerdo y se hubiera votado el 6 de marzo.

Del lado de los vencedores, el primero es CDC, que ha optado por su supervivencia como organización política ante unas elecciones que la habrían dejado en una posición subsidiaria dentro del bloque independentista, por detrás de su socio / rival ERC. Siempre es más fácil encarar una refundación dirigiendo el Govern y con una treintena de diputados al parlamento, que no siendo el socio menor de un Govern  dirigido por Oriol Junqueras, y después de una derrota electoral.

No parecía muy inteligente por parte de los dirigentes de CDC mantener la candidatura de Mas si ello conllevaba la celebración de unas elecciones que se preveían ruinosas para el partido. El 27-S les había salvado la lista conjunta con ERC, pero los resultados de las generales del 20-D habían debilitado mucho la capacidad de Mas y los suyos de imponer a los republicanos la reedición de JxSí. El escenario de Junqueras presidiendo la Generalitat (corroborado quizás por alguna encuesta) es lo que habría decidido a CDC a mover ficha y desatascar el pacto.

Evidentemente, la decisión de CDC no es a coste cero. Para llegar al acuerdo han tenido que sacrificar la presidencia de Mas, lo que nunca harían… hasta el sábado. Ahora bien, a pesar de aparecer como el gran damnificado del acuerdo, Mas se deja la puerta abierta al regreso, y habrá que ver cuál es su papel durante el Govern de Puigdemont. Mas no está muerto políticamente, y si las cosas no acaban bien tiene toda la legitimidad para volver a primera fila (él mismo lo dejó bien claro).

Por parte de los perdedores destaca ERC, que pierde la oportunidad de superar a CDC en unas elecciones autonómicas y colocar Junqueras en la presidencia de la Generalitat. Como premio, los republicanos tendrán un peso importante en el nuevo Govern de Puigdemont, pero puede ser un regalo envenenado. A Junqueras le espera la coordinación económica de un Govern prácticamente intervenido, lo que puede acabar siendo un campo de minas para el líder republicano. Además, los ‘consellers’ de ERC deberán lidiar con el omnipresente ‘sottogoverno’ controlado por CDC, que no les pondrá las cosas fáciles.

La CUP también es un ganador / perdedor de este episodio. Por un lado, ha conseguido su objetivo de investir un presidente que no es Mas, pero el precio que ha tenido que pagar es altísimo. A pesar de la ambigüedad de alguna parte del texto del acuerdo, parece evidente que las diputadas de las CUP renuncian a su autonomía para entregarse a JxSí. Más allá de la "cesión" de dos parlamentarios, la CUP se compromete a no votar conjuntamente con las fuerzas no independentistas. Primera prueba, los presupuestos. Además, queda por ver cómo afectará el pacto al equilibrio interno de la organización, que ha quedado en evidencia a lo largo del proceso de negociación, y que obliga a la renuncia al escaño de significados miembros de uno de los sectores.

Paradójicamente, dos de los ganadores involuntarios de este acuerdo son C's y el PP. Los primeros, porque mantienen la posición de principal partido de la oposición en el Parlament que obtuvieron el 27-S y que muy probablemente habrían perdido en unas nuevas elecciones. Los segundos, porque el acuerdo para un Gobierno independentista con una hoja de ruta rupturista les allana el camino a la presidencia del Gobierno central.

De ahí que uno de los perdedores del pacto sea Pedro Sánchez y el sector del PSOE que exploraba la posibilidad de un Gobierno de izquierdas en España, con apoyo externo de los grupos nacionalistas periféricos. Ahora la presión sobre el PSOE para la confección de un ejecutivo "de unidad nacional" será aún más fuerte, lo que influirá internamente a los socialistas, debilitando a Sánchez y reforzando a los barones capitaneados por Susana Díaz. Así pues, uno de los efectos colaterales del acuerdo puede ser el reforzamiento de un pacto tácito entre Díaz y Soraya Saénz de Santamaría, que podría decapitar a Rajoy para facilitar el plácet de los socialistas.

Finalmente, en el lado de los perdedores también hay que apuntar a En Comú Podem (en sus diversas formulaciones), que se habría beneficiado de una nueva convocatoria electoral en marzo. La jugada les puede acabar beneficiando a largo plazo, pero de momento se deberán acuartelar para pasar un duro invierno. Por suerte para ellos cuentan con refugios, como el Ayuntamiento de Barcelona, pero el nuevo escenario los pondría más difícil la gobernabilidad.