La rueda

#pressingCUP o la vieja nueva política

Presionar a la CUP en las redes para lograr la investidura de Mas ya es una estrategia antigua

SAüL GORDILLO

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El entorno de la CUP ha recibido, durante los primeros días de resaca electoral, una campaña en las redes sociales para que un par o todos sus diputados apoyen a Artur Mas como candidato a la reelección. Los ciberactivistas de la CUP han aprovechado el alud de tuits supuestamente organizados por lo que ellos denominan el #CamamillaParty para darle la vuelta al asunto e ironizar sobre la efectividad de tal movida, con el hashtag #pressingCUP. Estábamos acostumbrados a las cibercampañas electorales y al lanzamiento de etiquetas en Twitter para captar la atención y destacar por encima de los rivales políticos. También conocíamos la existencia de fakes que intoxicaban de otros partidos y candidatos. Lejos quedan ya las legiones de comentaristas de noticias en la red que difundían el argumentario propio y hablaban mal de los demás.

La novedad tras el 27-S es el uso de las redes sociales como elemento negociador para la investidura del president e inicio de la legislatura del Parlament. Pero sucede que la CUP es una organización asamblearia, con una comunidad digital hábil y capaz de convertir los ataques 2.0 en lemas para autoafirmarse. Si algún partido pretende que la CUP se rinda por el ruido en Twitter, se equivoca de estrategia. Sería usar la vieja nueva política, y la organización que lidera Antonio Baños forma parte de la nueva política real.    

Los diez diputados logrados el 27-S y su posición determinante en la aritmética independentista le están dando a la CUP un barniz mediático curioso. Para las televisiones españolas son novedad, y superan a Podemos por la izquierda. Para los diarios de la caverna son aliados interesados para descabalgar a Mas. Pero en la red siguen siendo auténticos y sólidos.