Editorial

La UE, ante la crisis de los refugiados

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La crisis humanitaria más grave que vive Europa desde la segunda guerra mundial pilla a la UE con muros -legales y mentales- alzados, un desconocimiento -real o ficticio-- de cuanto ocurre al otro lado del Mediterráneo, y una indigencia de ideas sensatas en este mar que ya empieza a merecer el apelativo de mar Muerto. La eurocumbre de hoy se ha propuesto reforzar los medios para el rescate de personas, luchar contra los traficantes y desanimar a los inmigrantes a que intenten llegar a Europa. De entrada, el lenguaje que sale de Bruselas --y de Madrid-- es erróneo. No estamos ante una crisis de inmigración. Es cierto que la UE ha sido la meta soñada por razones económicas, pero la situación ha cambiado radicalmente. Basta mirar el mapa de los conflictos que asuelan zonas de África o de Oriente Próximo para darnos cuenta de que hoy quienes se ponen en manos de mafias arriesgando así su vida son refugiados que huyen de la guerra. Es un grave error no querer verlo cuando la de Siria ha generado ya cuatro millones de desplazados que vegetan hacinados en campos de refugiados que adquieren carácter permanente.

Otro error es considerar a Libia como el origen/causa del problema. Ciertamente, la mayoría de refugiados que intentan llegar a Italia lo hacen desde aquel país en el que no hay ni orden ni nada que se le parezca, pero la solución no está en hundir los barcos --vacíos-- usados para el transporte de personas como propone España desde su recién conseguido puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Primero está la seguridad de las personas y a ellas hay que dedicar los esfuerzos de todos los países de la UE, no solo de los que viven directamente la tragedia diaria, pero la crisis actual requiere un planteamiento distinto de las relaciones de Europa con los vecinos de África y Oriente Próximo y eso demanda tiempo. Y reclama también una nueva política migratoria y de asilo que no criminalice Sin embargo, la visión a corto plazo de los líderes mirando siempre de reojo su calendario electoral obstaculiza la toma de decisiones de gran calado y busca siempre soluciones inmediatas. Al margen de las medidas urgentes que se puedan adoptar hoy, el próximo mes la Unión debe anunciar su agenda sobre migración. Aquel será el momento en que sabremos si la UE está dispuesta a seguir siendo un lugar de acogida o si la Fortaleza Europa alza aún más sus muros.