Análisis

Sin agua no hay futuro. ¿Tenemos futuro?

Ni siquiera ser más eficientes en el uso o la desalinización nos librará de la pérdidade recursos per cápita

NARCÍS PRAT

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En el planeta Tierra se han descrito hasta el momento 1,5 millones de especies de seres vivos. Todas dependen del agua. Una especie (la nuestra) ha tenido mucho éxito en captar y usar el agua en beneficio propio. Para ello hemos construido presas, desviado ríos y construido millones de kilómetros de canales y tuberías. Una parte del agua que usamos ya no vuelve al río (el 80% de la que se usa para regar) y la que devolvemos está más o menos contaminada. Miles de especies están sufriendo las consecuencias del uso del agua por parte de las sociedades humanas, y para muchas de ellas ya no hay futuro: o se han extinguido o están en riesgo de extinción.

Las sociedades humanas no comparten de igual manera el éxito en el control del agua. Lo que es vida para uno (agua para Las Vegas) puede ser ruina para otros (pescadores de Baja California). Entre las sociedades humanas, algunas no tienen futuro porque mueren o malviven con menos de 10 litros por persona y día (l/pd) y menos de 500 calorías de comida al día (c/d). Algunas apenas sobreviven con menos de 40 l/pd y de 1.000 c/d. Otros vivimos confortablemente (100 l/pd y un mínimo de 2.500 c/d). Los alimentos que comemos no se pueden cultivar sin agua (sea de lluvia o de riego). Para producir una manzana se necesitan 70 litros de agua; para un bistec, más de 500 (es lo que llamamos agua virtual, ya que no nos la bebemos directamente). Si transformamos las calorías en litros de agua, los pobres consumen menos de 1.000 l/pd, y las sociedades desarrolladas más de 5.000 l/pd de agua virtual.

Como resultado del cambio global (cambio climático más alteración de la biosfera por el hombre), los recursos hídricos van a disminuir entre un 10% y un 50% según las regiones de la Tierra. Las zonas donde viven los pobres y el Mediterráneo serán las que más sufrirán este cambio por la disminución de recursos y porque son las que aumentan más demográficamente (cada año la cuenca del Ganges tiene un millón de habitantes más). Menos agua, más bocas que alimentar, la misma superficie para producir alimentos. Construir nuevas presas y nuevos regadíos no bastará para compensar estas pérdidas. Ni siquiera ser más eficientes en el uso del agua o desalinizarla nos librará de la pérdida de recursos per cápita. ¿Tenemos futuro si seguimos con el uso y las políticas del agua actuales? La respuesta es no.

Solo un cambio importante en nuestra política de gestión del agua puede librarnos de este futuro. Hay que ahorrar agua y contaminar menos, y también establecer y respetar caudales ecológicos en los ríos. En los países desarrollados significa cumplir las leyes (la Directiva Marco del Agua en España); en los subdesarrollados, implementar políticas sostenibles del agua evitando la corrupción y mejorando la gobernanza. En demasiados países, quienes implementan las políticas del agua usan soluciones del siglo XIX, niegan el cambio climático o solo piensan en promesas para los próximos cuatro años. Con estas políticas no tenemos futuro. El futuro está en la cooperación, la transparencia en la gestión, el conocimiento y en explicar a los usuarios del agua que no todo es posible, que hay que apostar, en serio, por la sostenibilidad. Fácil de decir, difícil de implementar, pero imprescindible si queremos, como sociedades humanas, tener algún futuro en este planeta.