A la quinta va la vencida

Artur Mas se quedó sin ángel de la guarda. ERC fue señalada por el president como la responsable egoísta de la inexistencia de una lista electoral conjunta para liderar la independencia de Catalunya. Y ese no es un reproche cualquiera. Que el president hiciera pasar a ERC como traidora a la patria ante esa parte de la población catalana de sentimiento independentista no puede salir gratis. Y menos cuando están en juego varias elecciones trascendentales este mismo año. Ya lo dice el refrán: la venganza se sirve en plato frío.

La comparecencia de ayer, no impedida por ERC, al contrario de lo que sucedió en las cuatro anteriores ocasiones, era muy esperada. El president de la Generalitat compareció para dar explicaciones sobre el fraude, la evasión fiscal y la corrupción en Catalunya. Todos tenemos en mente el caso Pujol y el caso ITV, así como la aparición en grabaciones judiciales de su nombre como conocedor de que las empresas que se marcharon de Catalunya (Sony, Sharp y Yamaha) eran asesoradas por la esposa de Oriol Pujol y el señor Alsina. Nada aclaró el president, que se limitó a reprochar que había contestado en las sesiones de control a preguntas en esa línea; reiteró el asunto personal, íntimo y familiar de su padre político, Jordi Pujol; y procedió a definir que él simplemente conversaba con empresarios. Que no les facilitaba la marcha de Catalunya, como supuestamente se deduce de las grabaciones entre Oriol Pujol y Alsina al referirse a que el president estaba al corriente y conforme con todo el proceso de deslocalización. Tareas de las que era conocedor tanto cuando era oposición como en funciones de Molt Honorable.

Las comisiones de investigación no suelen ser esclarecedoras, pero ayer Mas se vio obligado a explicarse frente a la ciudadanía, seis meses después de que lo hiciera, también con reproches, Jordi Pujol.