Abocados a ser pobres
Afra Blanco Rodríguez
Sindicalista
AFRA BLANCO
Formaos y tendréis un gran futuro. Esta es la proclama que la generación joven actual, los que tenemos entre los 16 y los 35 años, nos hemos tenido que escuchar durante mucho tiempo. Nos lo han dicho desde la familia, desde la escuela, desde la administración…
Elija una buena carrera, acabala, haz un master o dos y cuando tu currículuo sea envidiable, sal a la calle a comerte el mundo. Y lo hemos hecho, hipotecando nuestro futuro para pagar unos estudios cada vez más caros. Y al salir a la calle, el mundo se nos ha empezado a comer a nosotros.
Los jóvenes de hoy somos jóvenes mes a mes. Jóvenes privados de un futuro, la mayoría sin trabajo y los que lo tienen, precario. Jóvenes abocados a ser pobres y vivir al límite del 31 de cada mes. Durante el 2014, el 42,99% de los contratos que se hicieron entre los jóvenes menores de 30 años tenían una duración de menos de un mes, algunos, incluso de solo unos días. Este tipo de contratación, que ha aumentado en más de un 15% desde 2007, nos demuestra que lejos de salir de la crisis, las políticas neoliberales del PP y la última reforma laboral nos abocan a un mercado laboral crónicamente precarizado. Las últimas modificaciones sólo van ligadas a la hiperflexibilización del mercado de trabajo –una flexibilidad pensada para beneficiar a las empresas–, la bonificación empresarial para las contrataciones, a la supresión de derechos laborales de la clase trabajadora y precarizar, aún más, las condiciones laborales de los jóvenes, buscando la competitividad únicamente por la vía de la devaluación salarial en lugar de por la vía de la innovación y el desarrollo, acercándose más a países del norte de África que a países del norte de Europa.
Hoy, más de 9 de cada 10 contratos realizados a jóvenes en Catalunya son temporales. ¿Esta es la forma que tenemos los jóvenes de comernos el mundo? Por eso necesitamos haber invertido un tiempo importante y un dinero –que con la reforma 3+2 de Wert aumentara–que a este ritmo tardaremos muchos años en amortizar, para formarnos y tener un curriculum excelente.
Los jóvenes catalanes no queremos trabajar por días o semanas. Ni tampoco a un mes vista. Los jóvenes catalanes tenemos ganas de devolver a la sociedad todo lo que hemos recibido en formación, aquí, en nuestro país. En nuestros hospitales, en nuestros centros de investigación, en nuestras escuelas… No queremos seguir siendo jóvenes mes a mes. No queremos, en el futuro, ser pobres con nómina. Queremos lo que nos merecemos, y por lo que durante tantos años, nos han dicho que nos formáramos. Queremos estar orgullosos de nuestro trabajo, con nuestros derechos y nuestros deberes.
Y es que lo que pedimos no es solo un deseo de los jóvenes, debería ser la prioridad de un país que no se puede permitir otra.
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