Pericoscopio

Resaca del derbi

MANEL LUCAS

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Al final, el maldito derbi se ha saldado con seis puntos perdidos para el Espanyol. Porque la derrota en el campo del Sevilla es una consecuencia directa de desgraciadas bajas en el equipo titular. Sé que el primer nombre que aparecerá en esta lista es el de Kiko Casilla, pero no creo sinceramente que al joven Germán Parreño se le pueda achacar demasiada culpa en ese exageradísimo número de goles encajado por los periquitos en Sevilla.

Es más, no tengo ninguna intención de ponerme a acusar a futbolistas de manera individual, porque el problema de ayer, a mi juicio, fue la acumulación de novedades forzadas. Cualquiera de los nuevos podría haber encajado, quizá, sin dificultades en una alineación en que los acompañantes fuesen los titulares habituales. Que, sobre 11, haya uno que no comparta los sobreentendidos del resto no tiene por qué afectar el resultado global del equipo. Lo grave es que sean cuatro los agujeros a taponar, y los cuatro en la línea defensiva; en este caso sí que resulta complicado practicar el juego de cada semana. Por eso exactamente es por lo que pienso que el Espanyol ha perdido el derbi de la semana pasada dos veces. Por eso exactamente, insisto, lamentamos con amargura que un partido que, en justicia, no debimos perder, no solo nos haya causado perjuicio por sí mismo, sino también de manera aplazada. Que Héctor Moreno se lesionara, que Víctor Sánchez Colotto recibieran tarjetas, que la pelota rebotara del pecho al brazo de Casilla... Todo eso se sumó a lo que comentamos con profusión el sábado (y el domingo y el lunes). Un castigo desproporcionado para ninguna culpa; víctimas, como mínimo, de la desgracia.

A todo esto, una semana más el equipo permanece en la zona de las certezas a punto de cumplir, pero sin asegurar ninguna definitivamente; la certeza de que casi seguro el equipo tiene garantizada la salvación, y la certeza cada vez mayor de que casi seguro el equipo no va a jugar en Europa. Hace tantas jornadas que el Espanyol transita por este lado de la Liga que ya suena tópico el temor a que los futbolistas se relajen y deambulen pasivos en todos los partidos que les quedan por jugar. Lo cierto es que ese miedo no se está cumpliendo, ni siquiera ayer, porque hasta el tercer gol del Sevilla los optimistas y algunos más estuvimos con el sueño del empate intacto. Algo de falta de pericia y de suerte -pero más de pericia-, y que a Sergio García le rodearan tan a menudo tres y cuatro defensas, impidieron el segundo gol periquito. Después, llego el 3 a 1 y despertamos del sueño en la oscuridad.

Ignoro qué pasará hoy por las cabezas de los jugadores. Aguirre dijo aspirar a que el equipo llegue a 50 puntos, 10 más que ahora. Eso nos garantizaría un final de temporada entretenido: que tal como están las cosas, me temo que es lo único a lo que debemos, sensatamente, aspirar.