Tribuna

Una lección de coraje y dignidad por un nuevo país

Bancada del PSC en el Parlament, el día que se votó la consulta.

Bancada del PSC en el Parlament, el día que se votó la consulta.

ORIOL JUNQUERAS

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En el mundo occidental, en democracia, hemos aprendido a vivir y convivir, a dirimir las diferencias votando. Tan sencillo como eso, votar. Y nos hemos acostumbrado a aceptar las decisiones de la mayoría, tanto si nos gusta más como si nos gusta menos la voluntad ciudadana que se expresa en las urnas. Esto es lo que reafirmó el Parlament por una gran mayoría que aún podría haber sido más amplia. El Parlament tomó una decisión tan sana como reafirmar que el futuro de Catalunya deben decidirlo los catalanes, y que deben hacerlo votando, que es la mejor manera que han hallado las sociedades democráticas para adoptar decisiones colectivas. Y es que la resolución aprobada pide al Gobierno español el traspaso de la competencia para celebrar referendos que recoge la Constitución española. Simplemente eso.

Desafortunadamente, si bien no es ninguna sorpresa, entre esta amplia mayoría democrática ya no esperábamos al bloque representado por el PP y Ciutadans, que se opone cada día con más virulencia a que los ciudadanos de Catalunya, ¡todos!, podamos votar para decidir el futuro. PP y C's se erigen en aquellos que no quieren dejar votar y que nadie vote. Mención aparte merece el PSC. Suerte tenemos de la actitud ejemplar de muchos cuadros socialistas leales al compromiso histórico del PSC con la democracia, con la libertad y con Catalunya. Los diputados Marina Geli, Joan Ignasi Elena Núria Ventura protagonizaron toda una lección de coraje y dignidad cuando hicieron lo que habríamos esperado de todo el PSC: estar al lado de la democracia y comprometerse a que sea la ciudadanía la que decida el futuro del país, votando. El reconocimiento más sincero para ellos y para todos los concejales, alcaldes y militantes del PSC que, contra todas las adversidades, defienden en sus municipios que los catalanes hemos de decidir el futuro votando.

La dirección del PSC, sin embargo, ha decidido priorizar los intereses electorales del PSOE por encima de la voluntad y el interés general de los catalanes, de un PSOE entregado en cuerpo y alma al discurso del PP y con un Alfredo Pérez Rubalcaba que no se cansa de decir que, en cuestiones de Estado -en clara alusión a Catalunya-, el PP sabe que puede contar con el PSOE con los ojos cerrados. Mantener la ficción de un federalismo insustancial -que, por si acaso, los dirigentes del PSOE recuerdan a todas horas que es más de lo mismo- es un absurdo. Y si encima se acompaña con un «el PP sabe que en cuestiones de Estado puede contar con el PSOE», que apostilla Rubalcaba, ya está todo dicho.

Algunos aún recordamos aquellas palabras del president José Montilla dirigidas a José Luis Rodríguez Zapatero cuando le advertía: «Te queremos mucho, José Luis, pero queremos más a Catalunya». Es este el PSC que necesita el país, es este el PSC que es útil al país, que trabaja por el país y para toda su gente. En ningún caso exigimos al PSC que se convierta en independentista, solo le estamos pidiendo que sea demócrata y no subordine las necesidades de Catalunya a las urgencias y el dictado del PSOE. O construimos este nuevo país, este nuevo proyecto colectivo, o la alternativa a la que nos arrojan PP y PSOE es una involución en toda regla. O avanzamos, o nos harán retroceder 40 años.

Todos estamos llamados a construir un nuevo país, al servicio de los ciudadanos, eficiente, moderno y que sea un referente en Europa por su calidad de vida, por sus servicios públicos, por su dinamismo, por su capacidad de integración, por su emprendimiento, por su compromiso en hacer un mundo más amable y más justo. Haremos un nuevo país para vivir y convivir y en este proyecto necesitamos muchos Gelis, Elenas y Venturas, y tantos otros, para construir una sociedad más justa y libre. El reto es imponente, gigantesco, y por eso necesitamos a todos los que tengan vocación de sumar para hacerlo posible. Y sumando saldremos adelante y no será la victoria de unos sobre otros. Será una victoria de país, de un país de todos y para todos, tanto de los que voten que no como de los que voten que sí.