Pericoscopio

Evitaremos metáforas

MANEL LUCAS

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Cuando un partido se juega coincidiendo minuto por minuto con la cabalgata de Reyes, se agolpan amenazantes sobre el artículo un montón de metáforas casi incorporadas al lenguaje como expresiones difícilmente evitables. Si, además, el partido tiene dos únicos momentos memorables -siendo la memoria futbolística tan frágil, hablamos de una duración en el recuerdo solo hasta el próximo encuentro-, y ambos son errores, uno futbolístico y otro arbitral, el riesgo de acudir al auxilio de expresiones como «regalo», «carbón», y otras del mismo corte se multiplica por cien.

Vamos a soslayar la tentación. Será fácil, porque cuando aún no hace ni 10 minutos que uno acaba de levantarse airado del sofá al ver la mano extendida del defensa navarro -ahora mismo no sé quién era-y el gesto de Don Tancredo del árbitro, se necesita respirar varias veces antes de volver a tener el ánimo adecuado para mezclarse con el mundo mágico de Oriente.

Javier Aguirre anunció la pasada semana que el partido contra Osasuna iba a sentar las bases de las aspiraciones reales del Espanyol esta temporada. Bueno, quizá hoy se arrepienta del comentario porque es un poco triste tener que asumir desde el primer encuentro del año que nos espera una segunda mitad de temporada de esfuerzo poco premiado. Confiemos en que las palabras del entrenador fueran una reflexión un poco a la ligera; Aguirre tiene el verbo fácil, ya lo sabemos, y del mismo modo que suelta un taco y lo expulsa el árbitro -y se pierde el partido contra el Real Madrid, como Sergio García-, o se pone a cantar imitando a un sector de la grada, nos gustaría que la trascendencia que le dio al enfrentamiento contra Osasuna quedase en nada, después de ver que los futbolistas salieron del partido con una nueva decepción, que fue una nueva muestra de impotencia, de incapacidad para recuperarse de un fallo, incluso poniendo ganas, como pusieron los delanteros sin ninguna discusión. Como en otras ocasiones este año, a los CórdobaStuaniSimaoSergio, e incluso Pizzi, no se les puede reprochar pasividad. Pero sí falta de tino o de pericia para romper una defensa que se hizo rocosa desde el momento en que Osasuna fue por delante. Por eso, a este Espanyol, con las características que tiene y el talento de que dispone, le conviene meter primero el gol, para que el contrario tenga que abrirse. Y ya puestos, siempre será mejor avanzarse que ir a remolque.

Parece complicado resolver este traspiés la semana que viene, tratándose de jugar contra el Real Madrid. Incluso en Cornellà-El Prat, donde además la grada puede llenarse de seguidores foráneos. Pero no es el Espanyol un equipo de cumplir previsiones, ya lo sabemos de sobras, lo que permite mantener la esperanza (a estas alturas, los periquitos siguen siendo los únicos que le han ganado al Atlético). Por el mismo motivo, debe preocuparnos mucho más el partido contra el Alcorcón de este miércoles. Al menos, ahí sí que estarán Sergio García y Aguirre.