El paciente alemán

La zona de rocas donde Schumacher se golpeó en la cabeza.

La zona de rocas donde Schumacher se golpeó en la cabeza. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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No ha de ser fácil tener a uno de los diez deportistas más grandes de la historia en la UVI de tu hospital, nada fácil. No ha de ser sencillo saber que estás tratando al ídolo de millones y millones de aficionados de todo el mundo. No ha de ser cómodo, no, ser doctor, cirujano, neurólogo, recuperador, médico, anestesista, radiólogo y saber que tienes en tus manos la vida de Michael Schumacher, siete veces campeón del mundo de F-1 y uno de los ‘dioses’ más queridos del planeta deporte.

De ahí que tanto los responsables del Hospital Universitario de Grenoble (CHU), en Francia, al frente del cual está su director Jean-Marc Grenier, como el equipo médico ya habitual, integrado por Jean-Francois Payen (jefe de anestesia y reanimación), Emmanuel Gay (responsable de neurocirugía) y Stephane Chabardes (neurocirujano), así como la eminencia parisina Gerard Saillant, íntimo amigo de ‘Schumi’ que está en Grenoble “solo para ayudar a la familia de Michael”, hayan dado muestras hoy, en su segunda conferencia de prensa, de que no solo hay presión en el cerebro, en la cabeza, del campeonísimo alemán sino también, y mucha, en todos aquellos que están haciendo lo posible y lo imposible por salvar su vida.

La conferencia de prensa de esta mañana ha sido, en ese sentido, muy clarificadora. No solo han repetido una y mil veces que la mejoría que ha experimentado tan prestigioso, mítico, popular y galardonado paciente es poco menos que insignificante, aunque ha habido mejoría, sí, sino que todo sigue igual. “Estamos ganando tiempo, solo tiempo, vital en este tipo de pacientes, pero igual mañana somos pesimistas porque la situación sigue siendo frágil y crítica”.

Tan frágil, tan crítica, tan incierta, que hasta el propio doctor Saillant, saltándose no solo el protocolo sino la mesa y las sillas de la conferencia de prensa, pues ha pasado casi por encima de los doctores para apoderarse de las dos docenas de micrófonos que había allí, ha dicho a los periodistas que “no vamos a hablar nunca de futuro; solo les contaremos, con objetividad y transparencia, lo que ocurrió y lo que está ocurriendo”.

Lo que está ocurriendo lo están contando, sí. Lo que ocurrió el domingo, no solo es un misterio, sino que está siendo investigado por la Gendarmeria francesa pues, si observan la foto de la pista donde se produjo el accidente, verán que alguna culpa debió tener en el accidente la prestigiosa, rica y glamurosa estación de esquí de Méribel, en los Alpes franceses, para que ese riachuelo de rocas no estuviese marcado, pese a ser un ‘fuera pista’.

La presión que viven Payen y sus colegas es tremenda, pues saben que, en el aparcamiento de su hospital, hay cientos de periodistas y decenas de televisiones en directo esperando sus noticias. De ahí que el centro se haya visto obligado a decir que “no vamos a hacer una conferencia de prensa cada día porque ustedes estén aquí, les veremos cuando tengamos algo que contarles”.

No solo eso. A Payen se le ha escapado esta mañana que él y sus colegas, todos ellos “altísimamente cualificados” para atender este tipo de lesiones, tal y como confirmó y elogió el propio Saillant, íntimo de ‘Schumi’ al llegar al CHU, están recibiendo la ayuda de la comunidad médica (al pronunciar ese término se le llenó la boca de mayúsculas, pues debe de tratarse de lo mejorcito de la profesión) para marcar los tiempos de tan mítico paciente.

Y como se le escapó esa observación, Payen no tuvo más remedio que añadir: “Quiero que sepan todos ustedes que, en este hospital, todos, todos los pacientes son tratados de idéntica manera”. Eso, señor Payen, se sobrentiende, no hacía falta que lo matizase y, sí lo matiza, es porque puede que usted y sus colegas tengan la sensación de que medio mundo está dudando de ello, cosa que no es cierto ¿verdad? No en el CHU, no en Grenoble, no en Francia.

Grenier, Payen, Gay y Chabardes han dicho hoy que no quieren que se lleven al señor Schumacher a otro hospital. Es más, han dicho que sería una temeridad, que no es posible, que es en Grenoble donde tiene que seguir. Es evidente que Grenier, Payen, Hay, Chabardes y todos sus colegas, incluida la comunidad médica que les ayuda, quieren obrar el ‘milagro’ en el CHU. Porque saben que si ‘Schumi’ se recupera, ese hospital se convertirá en mítico, asumiendo, de golpe, los siete títulos mundiales y las 91 victorias que atesora el paciente que tienen en la UVI.