El apoyo a la universidad

La segunda 'Renaixença'

Catalunya reúne otra vez las condiciones para apuntarse a una revolución, la del conocimiento

ANTONI CASTELLÀ

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Catalunya vive un momento histórico complejo que va más allá del contexto político. Estamos inmersos en una segunda Renaixença que tiene muchos paralelismos con la vivida a finales del primer tercio del siglo XIX. Paralelamente a la reivindicación del hecho nacional, en esta ocasión tenemos el potencial de incorporarnos a un proceso de dinamismo económico: el de la revolución del conocimiento. Hace más de un siglo, Catalunya fue el único país del sur de Europa que se incorporó a la revolución industrial sin tener recursos naturales y pese al lastre de estar atado a un Estado decadente.

La situación actual tiene unos paralelismos enormes con la del siglo XIX. España es, de nuevo, un Estado decadente que ni siquiera sirve como instrumento facilitador para que Catalunya se incorpore con plenas garantías a la revolución del conocimiento. Un proceso que Catalunya afronta con unas potencialidades extraordinarias: la capacidad relevante para generar valor añadido desde nuestras universidades y centros de investigación, una profunda tradición democrática, y una sociedad civil involucrada en el futuro del país. El conocimiento lo puedes generar o lo puedes comprar, pero generarlo es lo que marca la diferencia. Por tanto, el reto vital para nuestro futuro es continuar avanzando en la consolidación del sistema universitario y de investigación como motor de desarrollo económico y social para afrontar la revolución del conocimiento con plenas garantías de éxito.

En estos tiempos excepcionales se deben tomar medidas que no siempre son las más deseables. Sin embargo, se trabaja para preservar el modelo universitario catalán y la calidad de nuestra enseñanza superior. El efecto final de la mayoría de los ajustes de las partidas presupuestarias universitarias de los últimos 3 años ha supuesto una reducción efectiva del 3,8%. Es así tras extraer la rebaja del gasto derivado de la aplicación de los reales decretos que eliminan las pagas extraordinarias, entre otros. Además, se debe contabilizar el aumento de los ingresos gracias al incremento de las matrículas, que ha sido de un 7%.

Paralelamente, se han impulsado los ejes estratégicos para construir un nuevo modelo universitario. En esta línea, y lejos del mensaje catastrofista que habla de fuga de cerebros y descapitalización de las universidades como polos de atracción de talento, se ha puesto en marcha la nueva fase del Programa Serra y Húnter de contratación de personal académico. La nueva convocatoria ha confirmado que Catalunya y sus universidades son atractivas para captar talento de primera línea. Así, un 30% de los más de 400 candidatos procede del extranjero.

Sin embargo, una de las dificultades a las que nos enfrentamos como país para avanzar en estos retos es el corsé que sufren las universidades debido a la funcionarial legislación española. En cambio, en el ámbito de la investigación, Catalunya pudo impulsar hace 15 años estructuras de Estado que nos han permitido ocupar una posición líder y batir récords desde el punto de vista de la excelencia científica. Así, somos el segundo país de la Unión Europea en las concesiones que otorga el Consejo Europeo de Investigación por millón de habitantes, por delante de sistemas de investigación de prestigio mundial, como los del Reino Unido y Alemania.

Hace unas semanas, el Gobierno realizó un viaje oficial a Israel, uno de los países más innovadores del mundo. Si el momento que vivimos presenta paralelismos históricos con la Renaixença, no son menores los paralelismos entre Catalunya e Israel. La Catalunya actual es como el Israel de los 90. Tenemos una capacidad de producción científica de excelencia elevadísima pero que está muy distanciada del tejido económico doméstico. Aquí de nuevo la universidad juega un papel primordial y desde el Govern se construyen las estructuras para favorecer la transferencia de conocimiento. El Plan de Doctorados Industriales que facilita la entrada de estudiantes de doctorado en la empresa es un buen ejemplo. Como lo son las empresas nacidas en las universidades y que ponen la producción científica al servicio del progreso económico en la necesidad urgente de crear empleo. Precisamente, en este viaje, el president Mas anunció la implementación de una deducción fiscal de hasta un 50% para favorecer la creación de este tipo de empresas.

En definitiva, si somos capaces de emular a Israel, en los próximos diez años el salto de Catalunya puede ser enorme. Tenemos la capacidad de generación de conocimiento, tampoco nos falta la ambición como país, pero el reino de España no nos acompaña. A falta de un Estado facilitador y cómplice, deberemos ser un país normal dentro de la Unión Europea.