Los jueves, economía
Salimos de la recesión, no de la crisis
El primer obstáculo para la recuperación es la falta de crédito, además de las secuelas de la austeridad
Antón Costas
Presidente del Consejo Económico y Social de España (CES)
ANTÓN COSTAS
Si usted ha leído las declaraciones del ministro de Economía, Luis de Guindos, quizá se haya quedado con la impresión de que la crisis económica toca a su fin. Por eso, ha dicho, el Gobierno va a modificar al alza sus previsiones de crecimiento y empleo para el 2014.
No quiero ser aguafiestas, pero, miren, lo que parece haber acabado es la recesión, no la crisis. Pero en sí misma, esta es una buena noticia.
Ahora lo importante, como les decía en otro artículo el pasado mes de agosto, es que nuestros gobiernos y la Comisión Europea no lo vuelvan a estropear como hicieron en el 2010. En la primera mitad de aquel año, la economía española y la europea estaban saliendo de la recesión que había provocado la crisis financiera del 2008,pero la opción por la política de austeridad mató aquella recuperación y volvió a hacer recaer a la economía en la recesión.
De esa recesión autoinfligida es de la que estamos saliendo ahora. Los datos sectoriales muestran una leve pero consistente mejora: la producción industrial, el índice de pedidos, las exportaciones, las ventas minoristas, el turismo, la contención salarial, la inflación y otros. Además, el estado de ánimo de los agentes económicos también señala una mejora: el indicador de sentimiento económico también se mueve hacia arriba y comienza a acercarse al que ha sido el nivel normal desde los años 90. Por lo tanto, el cuadro clínico de la economía da señales claras de mejora.
Por convención entre economistas, decimos que una economía abandona la recesión cuando dos trimestres consecutivos la actividad económica -es decir, el PIB- es mayor que la del trimestre anterior. Desde este punto de vista, podemos decir con bastante seguridad que la economía europea ha salido de la recesión en este trimestre y que la española lo hará en el primer trimestre del 2014. Pero, como he dicho, salir de la recesión no significa salir de la crisis. Esto solo ocurre cuando el crecimiento y la creación de empleo son importantes y sostenidos. Siguiendo con la metáfora clínica, podríamos decir que la mejora permite a la economía abandonar la uvi y subir a planta para iniciar la recuperación, pero no se le ha dado aún el alta médica.
¿Qué es lo que frena ahora la recuperación? En una crisis normal, como las que vivimos en los años 90, 80 o 70, una vez que se acababa la fase de recesión la economía acostumbraba a dar un tirón que hacía que el crecimiento y el empleo se recuperasen de forma relativamente rápida. El impulso para ese brinco venía normalmente del aumento de la inversión empresarial, que a su vez tiraba de la producción y del empleo. Pero esta no es una crisis normal. En primer lugar, en esta ocasión el endeudamiento de las familias y las empresas ha sido muy elevado y se tardará más tiempo en volver a la normalidad. En segundo lugar, el grado de toxicidad y el batacazo que ha sufrido el sistema financiero es aún mayor.
Al contrario de lo que muchas veces se dice, en este momento el mayor obstáculo para la recuperación del crecimiento y del empleo no son los déficits ni la deuda pública. Ni tampoco la falta de competitividad. De hecho, como señalaba hace unos días el conocido comentarista económico del Financial Times Wolfgang Münchau, la noticia más positiva que hemos tenido en la economía de la eurozona en estos años de recesión ha sido el crecimiento de las exportaciones españolas. En términos reales, es decir, descontado el efecto de la inflación, han crecido un 11% desde mediados del 2008 hasta la primera parte de este año. Y hay que tener en cuenta que ese buen comportamiento ya venía registrándose desde antes del 2008.
Si el problema no es la competitividad, ¿qué es lo que frena la salida de la crisis? El sistema financiero. El crédito es como el flujo sanguíneo, que tiene que llegar a todas las partes del cuerpo económico para que pueda funcionar. Y el sistema financiero es como el corazón. Pero este corazón está intoxicado y no bombea. Y eso produce sequía de crédito en el organismo. Esa sequía de crédito y la pasada austeridad son los obstáculos más importantes para la recuperación.
Mejorar estas dos cosas no depende tanto de nosotros como de las autoridades de la zona euro. El resultado de las elecciones alemanas no significará ningún cambio sustancial en este sentido. Mi confianza está más en el Banco Central Europeo. Desde que llegó a la presidencia del BCE, Mario Draghi ha demostrado tener mayor sentido del interés general europeo que los líderes políticos. Recemos para que sepa y pueda mantener el rumbo.
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