tú y yo somos tres
El futbolista que no lo parece
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
FERRAN MONEGAL
Ha elegido Albert Om un personaje televisivamente difícil para arrancar su nueva temporada de El convidat (TV-3). Ha estado con Andrés Iniesta en su casa de Fuentealbilla. ¡Ah! Este extraordinario jugador es el quietismo personificado. La discreción en estado superlativo. Con un balón en sus pies da un espectáculo colosal, pero como ciudadano evita, escapa, huye, de la más mínima espectacularización de su vida. O sea, que es absolutamente antitelevisivo. Om las ha pasado canutas para arrancarle un diálogo. Om, que sabe muy bien lo que es la tele, ha debido sufrir. Pero a nosotros desde casa, esta sobriedad, esta austeridad, esta ausencia, no ya de divismo, sino incluso del más mínimo protagonismo, nos ha subyugado mucho. Y mientras Om intentaba romper un poco este fantástico hermetismo, le decía: «Eres un futbolista que no pareces futbolista. Ni siquiera luces tatuajes». Y Andrés Iniesta sonreía. Efectivamente. Estábamos ante una estrella del fútbol y se nos rompían los esquemas, los clichés, los estereotipos que habitualmente los grandes astros del futbol tan ostentosamente proyectan. De esos dos días en Fuentealbilla, quiero resaltar ese instante en la mesa comedor, con Iniesta y con su padre. Recordaban lo duro que fue al principio, cuando esa familia, tan humilde, mandó a su hijito, muy pequeño, al Barcelona, a La Masia. O sea, lejísimos. No se llamaban por teléfono porque en lugar de hablar era un diluvio de lágrimas continuo. En un momento dado, el padre, recordando aquellos tiempos duros, dijo: «Yo soy de los padres que aprenden del hijo. Somos lo que somos por él, por su sacrificio». Y rompió a llorar allí mismo. ¡Ah! No se preocupe Albert Om por ese viaje aparentemente antitelevisivo a Fuentealbilla. Hemos disfrutado con ese valiosísimo antiespectáculo que hemos visto.
LAMENTABLE, ROSA DÍEZ .- Hablando de la Via Catalana que ocurrió el día 11 en Catalunya, le soltó Rosa Díez a Ana Pastor en El objetivo: «Hay gente que quiere la independencia como hay gente que quiere la pena de muerte». Intolerable comparación. Viniendo de la líder de un partido político que se supone democrático, es tan innoble como indigno, además de inmoral e inadmisible. Lo último que necesitamos los catalanes independentistas, los catalanes no independentistas, los españoles en general, y los mediopensionistas, es la propalación de comentarios canallas de este tipo.
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