Análisis

Del «todo es falso» al «no me consta»

ROSA PAZ

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Menos mal que le consideran un tipo honorable -vamos, como antaño a Luis Bárcenas- porque si pensaran de él que es un delincuente -como ahora califican al inquilino de la cárcel de Soto del Real- no se sabe qué habrían dicho ante el juez deÁlvaro Lapuertalos exsecretarios generales del PPFrancisco Álvarez-CascosyJavier Arenas,y la actual secretaria general,María Dolores de Cospedal,que, con el mantra «no me consta», trataron de escurrir el bulto y atribuyeron a los tesoreros el control absoluto de las donaciones anónimas y, por tanto, cualquier responsabilidad sobre una supuesta financiación ilegal del partido. Es decir, que si se demostrara que había empresarios haciendo cola para entregar maletines con billetes de 500 euros en la sede de la madrileña calle de Génova, la culpa sería del honorableLapuerta-por cierto, anciano y enfermo- y del delincuenteBárcenas,por utilizar las definiciones al uso ahora en el PP.

Podrá parecer que los dirigentes populares no se han movido un ápice de su estrategia. Total, lo niegan todo. Pero no, han dado un pequeño paso en su defensa y un gran paso para el futuro de la investigación. Porque han pasado del «todo es falso», queMariano Rajoyesgrimió el 2 de febrero, después de queEl Paíspublicara lospapeles de Bárcenas,y sostuvo el 1 de agosto cuando acudió al Parlamento a decir que el extesorero le engañó, al «no recuerdo», «no me consta». Han atravesado la línea roja de las grandes auditorías prometidas, de las múltiples querellas anunciadas, alnomeconstismo, a la amnesia sobre algo aparentemente tan fácil de recordar para dirigentes políticos de su capacidad como si el PP recibió o no donaciones ilegales y, de haberlas recibido, si fueron o no a cambio de favores contractuales.

Parece más una manera de no pillarse los dedos, que una estrategia de defensa, condicionada por el hecho de que nadie en el PP sabe qué guardaBárcenasen la recámara, si existen esas pruebas documentales, grabaciones y material diverso que, en círculos supuestamente bien informados, se asegura que posee el extesorero y que en cualquier momento puede empezar a entregar al juez, o aEl Mundo. Ya tienen experiencia, porque con documentos de ese cariz,Bárcenasha ido desmantelando las versiones deRajoy.Véanse los SMS de «Luis, se fuerte» que le envió el presidente del Gobierno y que aparecieron impresos en la prensa o la nómina de 18.000 euros, que desmentía el finiquito simulado y diferido y la afirmación deRajoyen el Congreso de los Diputados de queBárcenasno estaba en el partido cuando él llego a Moncloa. Por cierto, queCospedaldijo ayer ante el juezPablo Ruzque entiende que la decisión de pagarle al extesorero un «finiquito» millonario, mantenerle despacho, secretaria y coche, la adoptaronRajoyyArenasen marzo del 2010.Arenas,la víspera, aseguró ante el mismo magistrado que no se acordaba de aquello.