Los buenos políticos, los mitos

ADRIÀ GALLARDO

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Cuando eres joven, te fijas en la forma de actuar de algunas personas, en la forma que tienen para afrontar depende que situaciones, y sobretodo la forma en la que tratan a los demás, entre los que uno está, inevitablemente. Observas su día a día, qué hace en todo momento --no es chismorrear en la vida privada, es mera admiración. Miras atentamente cualquier movimiento, cualquier hecho que te ayude a saber más sobre esa persona, sobre su personalidad. Es tu ídolo.

Muchos jóvenes y no tan jóvenes, tienen mitos cantantes, futbolistas, presentadores o actores, y van a sus conciertos, partidos, programas o estrenos para que sepan que están ahí sus fans que le apoyan incondicionalmente. Ellos lo saben, y muchos, sin los fans, no podrían subsistir. Pero otros tenemos mitos diferentes, mitos políticos.

¿Por qué admiración a políticos? Porque lo merecen, no todos, pero los mitos, sí.

La confianza en la política, hoy día no es que esté en su momento más álgido, pero los políticos merecen apoyos, porque aunque muchos no lo crean, se pasan horas y horas, días y días, trabajando por el bienestar de los ciudadanos. Yo les apoyo a todos los buenos políticos, pero está aquél especial.

Cuando lo ves, intentas actuar con normalidad, como si de otra persona normal se tratase, pero no, sabes que para ti es especial, al fin y al cabo, quieres ser como él. Su gestión, su manera de llevar su tarea te apasiona. Normal, es un mito, tu mito.

Te despiertas en un día normal, y al rato se te viene a la mente lo que podría estar haciendo en ese momento, si estará en medio de una reunión, incluso sueñas con estar en su despacho ayudándole a ordenar papeles. Lo piensas y callas, porque no es tan fácil. Pero sigues ahí, incondicionalmente. Cualquier decisión que tome te parecerá bien, tendrá tu apoyo absoluto. Sabes que lo está haciendo por el bien común. No es adulación, es admiración. Admiración porque los políticos son personas que ayudan a los ciudadanos, y les escuchan. Es así, o así debería, aunque por desgracia la confianza en los cargos públicos esté por los suelos.

Es fácil pensar que cualquier persona tiene la obligación moral y profesional de llevar a cabo con el mayor éxito y rigor posible su tarea, pero estoy cien por cien seguro que no en todas las empresas, ni en todos los trabajos, se ha perdido la confianza en lo que venda o produzca.

Por ello debemos valorar y apoyar a los políticos que hagan bien su función, que son buenas personas, y que destinan los presupuestos e impuestos a ayudar a los más necesitados.

Apoyémosles a que sigan adelante con su lucha contra los indecentes que hacen que se denomine a la bella política como a 'casta política'. Hagámosles saber a ellos, los mitos, que deben luchar contra los indecentes que manchan el servicio público, que luchen contra los que quieren poner becas universitarias a partir de un 6,5, y además a los que quieran españolizar. Que luchen contra aquellos que dicen llamarse demócratas y no tendrían inconveniente en declarar la independencia unilateralmente. Y por supuesto, que no se olviden de los que nos recortan los servicios públicos básicos, como educación y sanidad. No dejen pie con bola, recuerden, mitos, estáis haciendo política. La de verdad. ¡Adelante!

Hay buenos políticos, mitos pocos. De momento yo sólo conozco a una. Una mito, mi mito des del 17 de noviembre de 2009.

@adria_gallardoadriagallardo.net