Las lecciones de un objeto perfecto

Marquina y el ecodiseño

La aceitera antigoteo sintetiza las virtudes de los mejores productos industriales sostenibilistas

Marquina y el ecodiseño_MEDIA_2

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RAMON FOLCH

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Broc corb(gollete curvo) es un palíndromo, se lee igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. Un palíndromo inventado para designar, y describir, uno de los mejores logros del diseño industrial: la aceitera antigoteo creada en 1961 porRafael Marquina.Se la conoce en el mundo entero y ha sufrido innumerables copias e imitaciones, todas inferiores al original. Es probable que usted tenga una de esas aceiteras en su casa.

Rafael Marquinaacaba de dejarnos a los 92 años. Fue un gran maestro. Le conocí en los 60, en la época de lanzamiento de su famosa creación. Yo era por entonces un joven entusiasta, fascinado por las capacidades que él exhibía en plena madurez. Coincidimos en las actividades de Hacsa, una sociedad inverosímil que actuaba de plataforma empresarial para las iniciativas improbables de aquel incansable activista cultural que fueErmengol Passola.Hacsa hacía posible La Cova del Drac (en el corazón del Tuset Street barcelonés de la época) y también la compañía discográfica Concèntric, alternativa a Edigsa y propiciadora de los primeros pasos artísticos deLluís Llacho deMaria del Mar Bonet, entre otros.Marquinacreaba conceptos y aportaba recursos; yo distribuía discos y hacía trabajos básicos.

De esta tan singular manera descubrí el mejor diseño industrial:Ricard, Milà, Marquina... En aquellos años, el diseño, la Nova Cançó,la escuela de Barcelona en cinematografía o el teatro de vanguardia eran la punta de lanza de la afirmación catalana ante la caspa y el oscurantismo tardofranquistas. Nos oprimían, pero les superábamos. Comencé a entender la cultura en su verdadera multidimensión. Lo agradezco, porque sin esa amplitud de miras nunca habría llegado a comprender la sostenibilidad, que es también multidimensional.

Nos queda el broc corb.Es un útil de diseño ejemplar: un solo material, el vidrio; dos únicas piezas, sin junta alguna; una perfecta funcionalidad, sin goteo; una inmejorable estabilidad sobre la mesa; una entera autonomía formal, sin necesidad de soporte alguno o receptáculo adicional; y una cautivadora belleza.

Recibió el primero de los premios Delta concedidos por el FAD y sintetiza toda la intención del diseño industrial moderno.Marquinapredicaba claro y con el ejemplo. Decía que el diseño industrial debía perseguir la racionalidad organicista independientemente de la función abordada, la utilidad para el usuario y la mejora del proceso productivo en el que se viera implicado. O sea, que debía rehuir el manierismo y, retroactivamente, al orientarse al usuario y a sus problemas, debía cuestionar el proceso de fabricación.

Eso, hoy se llama ecodiseño. Es un término equívoco, porque sirve también para designar ejercicios manieristas vagamente inspirados en formas naturales. En efecto, los hay que creen que cualquier cosa hecha con materiales reciclados, con aspecto de flor o pintada de verde ya es un ecoproducto. Pues no. Resulta que ni siquiera un panel fotovoltaico lo es, caso de que la relación coste-beneficio en términos de ciclo de vida, de emisiones totales, de inversión energética, de eficiencia o de oportunidad estratégica no sea lo bastante satisfactoria. El ecoproducto presenta buenos balances, satisface necesidades reales del usuario y obliga a reconsiderar el sistema productivo. Si, además, es estéticamente gratificante, responde al concepto de ecodiseño. La aceitera deMarquinafue un ecodiseñoavant la lettreporque reunía todas esas condiciones. En definitiva, era un buen diseño.

En efecto, la única distinción categórica, más allá de la anécdota, debe establecerse entre el buen y el mal diseño, de igual modo que solo hay buena o mala investigación, sea básica o aplicada. El ecodiseño es el buen diseño en el actual momento histórico, porque las necesidades del usuario, sea o no consciente de ello, se orientan hoy en día al ahorro de recursos, a la eficiencia energética y al mantenimiento de la saludabilidad.

El diseño ha de permitir la generación de productos bellos, útiles y sostenibles. De ahí que necesariamente deba ser eco si ha de ser bueno. En los años 60,Marquinano podía saberlo, pero su rigor de entonces ya preparaba el advenimiento de la modernidad sostenibilista. Es siempre así: la acuidad en la percepción y en la gestión del presente propicia la calidad del futuro, que es el mañana del presente.

Gracias, «broc corb»; gracias,Rafel Marquina.Y también gracias aErmengol Passolay a todos cuantos alimentan la esperanza de mejorar a partir de la autoexigencia y de la sensibilidad para percibir los requerimientos de cada momento histórico. Reflexionar sobre tales cuestiones a partir de un objeto tan modesto como una aceitera es muy higiénico. La grandeza no reside en el tamaño.