Gente corriente

Joan Bueno: «La carencia es un incentivo para la gente creativa»

El último pintor callejero. A sus 80 años, acumula decenas de miles de dibujos e historias inéditas de Barcelona.

«La carencia es un incentivo para la gente creativa»_MEDIA_3

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GEMMA TRAMULLAS

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Rambla de Catalunya esquina Mallorca. Un corrillo observa el trazo frenético y concentrado de un pintor absorto en una fachada. A los 45 minutos, el dibujo está terminado y el corrillo disuelto. Tras el disfraz de cascarrabias, aparece Joan Bueno.

-Disculpe, ¿puedo hacerle unas preguntas para EL PERIÓDICO?

-Ahora sí, porque ya he terminado; si no, la hubiera mandado a paseo.

-Vaya, menos mal.

-No me gusta que me molesten cuando dibujo. Vea, aquí hay muchas líneas, mucha composición; una línea te lleva a la otra y esto exige concentración. Es como si estuvieras haciendo una suma con centenares de sumandos y alguien te interrumpiera cuando vas por el 40.

-Da rabia, sí. Pero esto es la calle, ¿no le gusta hablar con la gente?

-No, siempre preguntan lo mismo y son chafarderos. Pero cada uno tiene que hacer su oficio y si usted escribe tiene que saber cosas y yo tengo que darle motivos para que escriba.

-Un caballete hecho con cartones, papel, tinta china y una caña afilada. Es usted un artista muy austero.

-Alguna vez me han tomado por un cartonero y me han puesto problemas para entrar en las cafeterías.

-Ellos se lo pierden.

-Cualquier carencia o dificultad es un incentivo para las personas creativas. Los hombres de las cavernas hacían arte con lo que tenían a mano, con grasas de animales y tierra.

-¿Le gusta cómo le ha quedado el dibujo que acaba de hacer?

-Un artista nunca está contento, porque ve todos los fallos que son imperceptibles para los demás.

-¿En este ve muchos fallos?

-Están disimulados. No busco hacer una fotografía, sino dar una sensación del edificio. Me concentro en los detalles, en el barroquismo de puertas, balcones y rejas que dan personalidad a la Rambla.

-¿Cuánto tiempo lleva pintando?

-Toda la vida. Desde hace más de 20 años pinto en la calle a razón de tres cuadros al día, sábado y domingo incluidos. El único tiempo que me importa es el que dedico a pintar. Tengo series del paseo de Gràcia, de la Via Laietana, del Call, del Palau de la Música, de la Vila Olímpica...

-¡Barcelona en tinta china!

-Mi intención es dejar un documento, que se conozca Barcelona a través de mis dibujos. Napoleón llevó dibujantes a Egipto cuando no existía la fotografía y gracias a ellos la gente vio otra cultura. Esa es mi función.

-¿Hay algo en la vida que le guste tanto como dibujar?

-Me gusta mucho caminar y escribir. He hecho 20 veces el camino de Santiago y de cada camino tengo mil dibujos. Me compro un bloc de cien hojas y me dura cinco días. Cuando lo tengo lleno, lo mando por correo a Barcelona y me compro otro. En el 2000 fui de peregrinación a Roma: ¡60 días andando desde Barcelona!

-¿Eso equivale a cuántos dibujos?

-Unos 2.000.

-¿Le gustaría exponerlos?

-Lo que me gustaría es que un diario me mandara a Nueva York. Yo les pagaría con dibujos y crónicas diarias.

-Diario de un pintor en Nueva York. Suena bien.

-He escrito decenas de diarios. En la calle cada día es una historia. Pero al contrario que usted yo no voy preguntando a la gente: observo, escucho y a partir de mis impresiones construyo una historia. Las historias reales pueden ser mucho menos interesantes que las imaginadas.

-En su casa no es así.

-En mi casa soy la persona más aburrida y menos interesante del mundo. Pregúnteselo a mis hijas.

Una mujer irrumpe en la entrevista:

-¿Esto lo ha pintado usted? -pregunta señalando el cuadro de la esquina Rambla de Catalunya/Mallorca.

-Sí , contesta Bueno.

-¿Y acepta encargos?

-Solo si me gusta el edificio.