La rueda

Bajo el síndrome de Robert Michels

JOAQUIM COLL

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En el campo de la sociología política,Robert Michelsejerció a principios del siglo XX una gran influencia. En su célebre teoría de laley de hierro de la oligarquíarealizó un descarnado análisis del Partido Socialdemócrata Alemán y acabó concluyendo que en toda organización, particularmente en los sindicatos y en los partidos, acaba imponiéndose siempre la voluntad de una minoría por muy democrático que sea su funcionamiento. A partir deMichelsse ha divulgado una imagen de los partidos como una caja negra, aislada del pulso de la calle y sujeta únicamente a sus luchas de poder. La quintaesencia de esta perversión sería el llamado aparato de los partidos. Pues bien, aunque esta tendencia oligárquica se corresponde en parte con la realidad, se olvida que la democracia es inconcebible sin organización y liderazgo, condiciones esenciales para la lucha política, sobre todo por parte de los más débiles. Todo esto viene a cuento del congreso del PSC, ya que en esencia lo que va a hacer este fin de semana es renovar la cúpula de la organización, empezando por la primera secretaría, lo que no es poca cosa.

Y, sin embargo, aÀngel Ros, el candidato que más espacio mediático ha ocupado en el largo proceso precongresual, lo que le interesa es ser candidato a la Generalitat más que alzarse con la dirección del PSC. Seguramente lo dice porque tiene pocas opciones, pero creo que se equivoca devaluando la trascendencia de lo que su partido va a hacer. Los partidos son importantes y sus aparatos también, aunque ahora tenga premio criticarlos de cara a la galería. No creo que el problema del PSC sea de ideas, que deba hacerse más catalanista ni dar tampoco un súbito volantazo izquierdista. El problema del socialismo catalán es que su dirección se ha esclerotizado, y que sus líderes no han sabido defender con coherencia y firmeza su proyecto dentro y fuera de Catalunya. Y el resultado ha sido la renuncia a la lucha política. Y eso es lo que el PSC debe corregir con toda urgencia.