El futuro de la televisión pública catalana

Si J.R. levantara la cabeza

Disponer de un sistema de medios de comunicación públicos es una cuestión de supervivencia

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ERNEST BENACH

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Llevamos varios meses de polémica encendida acerca de los medios de comunicación públicos de este país. La crisis económica ha complicado un debate, que ya era difícil por sí mismo. Pongo encima la mesa dos reflexiones que he utilizado a menudo los últimos años:

1. Uno de los grandes aciertos de los gobiernos deJordi Pujolfue la creación de la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió. Ver a J. R. hablando en catalán hizo más por la normalización del catalán que algunas de las campañas institucionales. Había que entrar en el hogar de muchos catalanes que no tenían el universo Catalunya como propio. Y TV-3 hacía esta función. También lo hizo Catalunya Ràdio.

La apuesta ganadora deJosep Cuní,primero, yAntoni Bassas,después, normalizaba la radio en catalán por las mañanas, la ponía al nivel de las grandes cadenas. Y lo mismo podríamos decir de los informativos, los deportes, del entretenimiento, etcétera. Además, TV-3 nunca ha competido con Euskal Telebista, Canal Sur o Canal 9. TV-3 compite directamente con TVE, Antena 3, Tele 5 y Canal +, y se pone al nivel de las grandes televisiones europeas públicas, por modelo, por producción y por audiencias. En Gran Bretaña se dice BBC; en Italia, RAI; en Francia, TF-1; en Catalunya, TV-3. Y Catalunya Ràdio, exactamente igual. Con quien compite es con la SER o la COPE para ganar audiencias, para llegar al máximo número posible de hogares catalanes. En este contexto histórico se justifica la apuesta por los medios públicos de calidad y nacionales. Los medios públicos catalanes también son un hecho diferencial.

TV-3 y Catalunya Ràdio son indispensables para entender la Catalunya del futuro. En la sociedad de la información y del conocimiento, hay valores que crecen, hay factores que son más importantes que antes, hay elementos que antes tenían una repercusión ínfima en la economía, y ahora la hacen bailar al son que quieren. Pues bien, un sistema propio de medios de comunicación públicos, que vele por la lengua del país, que trabaje por la calidad de la televisión y la radio, que vertebre la industria audiovisual del país, es cuestión de supervivencia. Negarlo, aunque sea con argumentos economicistas, es negar la esencia de la nación. Y puedo entender que determinados partidos que no aceptan que Catalunya es una nación, hagan la guerra por tierra, mar y aire contra los medios de la corporación. Pero no lo comparto en absoluto, y con el Gobierno que tendrá España y los apoyos que tiene el Gobierno de Catalunya en el Parlament, en las diputaciones y en los ayuntamientos más importantes de este país, confieso mi miedo .

2. El consejo de gobierno de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) no es el Parlament de Catalunya, y el Gobierno de Catalunya no es el consejo de gobierno de la CCMA. Cada uno debe cumplir su papel, y este papel está perfectamente definido en la ley. El Govern puede negociar con la corporación el contrato programa, los ingresos que dependen del Govern y otros aspectos de menor relevancia, pero el Govern no puede decir si se han de cerrar canales ni cómo se aplicará la reducción del presupuesto. El Govern puede condicionar los ingresos, cierto. Pero otras decisiones han de tomarse donde corresponde, que es en el consejo de la CCMA. No obstante, es lógico que si el consejo de la CCMA funciona como una réplica del Parlament, con las cuotas correspondientes y velando por los intereses de los partidos que representa en la práctica, estamos haciendo un mal negocio. Cerrar hoy dos canales significa cerrar un múltiplex y, por tanto, la reciprocidad con la Comunidad Valenciana y las Baleares será una quimera y un auténtico desastre. Que TV-3 se vea en la Comunidad Valenciana y las islas implica aumentar audiencias y abrir mercado para la publicidad en estos territorios. Visión de país, pero también visión comercial.

Cerrar el canal de HD es no entender nada de nada, entre otras cosas porque la inversión para hacer emisiones de alta calidad ya está hecha, y porque en dos años toda la televisión será en HD.

Es obvio que la CCMA no puede quedar al margen de las medidas de austeridad que afectan a toda la Administración. Ni la situación económica ni la política son favorables. Pero no todo está permitido. La nación, hoy, también pasa por TV-3 y Catalunya Ràdio. ¿O es que nuestro modelo es Tele 5 o la COPE? Seguro que hay que mejorar muchas cosas en la CCMA. Seguro que hay que tomar medidas drásticas y que serán duras. Pero poner en riesgo el equilibrio que se ha conseguido en los últimos años es un auténtico drama para el país. Personalmente, me parece perfecto que haya una alternativa privada y potente. Es más, creo que es indispensable. La mejor defensa que podemos hacer del catalán hoy es que forme parte de la normalidad audiovisual de la sociedad del siglo XXI. Lo siento, pero me pregunto por enésima vez, ¿por qué es tan difícil hacer determinados debates en nuestro país, con tranquilidad, serenidad y generosidad? ¡El espacio catalán de comunicación bien lo vale!

Expresidente del Parlament.