Catalán: ¿cuidadlo o cuidémoslo?

Lo más destacado de la intervención del candidato del PSOE ante los miles de militantes socialistas reunidos a la sombra del pinar de Gavà, el domingo pasado, fue lo que dijo sobre nuestro modelo de inmersión lingüística.Rubalcaba tuvo el coraje de hablar como lo hizo ante miles de personas que no han tenido el catalán como lengua materna. Y quería marcar diferencias respecto del discurso deRajoyy los suyos.Rubalcabaaconsejó a los socialistas catalanes que cuidaran la lengua catalana y el sistema de inmersión. Venía a decir: «Tenéis un tesoro y una responsabilidad, ejercedla, estad atentos, no desfallezcáis». Inconscientemente, sin embargo, el hombre que dice que sabe escuchar, hacer y explicar ponía de manifiesto lo que siempre he considerado un error de la relación Catalunya-España fijada durante la transición: que solo la lengua castellana era algo propio del Estado y las otras (el catalán, el euskera y el gallego) eran cosa de las autonomías. Esta interpretación del mandato constitucional (artículo 3.3 CE) fue probablemente fruto de un acuerdo bienintencionado o de no injerencia entrePujolyGonzález, que allí y aquí se dio por bueno. Y, visto con perspectiva histórica, no lo era. Si desde los años 80 los ministerios de educación y de cultura españoles hubieran tratado con naturalidad y atención las cuatro lenguas admitiendo -claro- que cada nación pusiera más empeño en el cultivo y el uso de la suya, hoy no estaríamos ante el absurdo de que la denuncia de cuatro familias haga que todo se tambalee, o de que algunos diarios hayan crecido en ventas y el partido político que aspira a ganar el 20-N haya crecido en votos con la inflamación anticatalana. Si hace 30 años se hubieran hecho las cosas de otra manera, anteayer,Rubalcabano habría dicho «cuidadla», sino «cuidémosla». Y eso es mucho más que un matiz.