Alzad la frente, hijos del pueblo español

Lo deAlberto Contador con los himnos es de traca; no hay manera de que se suba al podio y le interpreten el himno de su país. Hace dos años, en el Tour, le pusieron el danés. Y este año en el Giro le sueltan laMarcha real, pero con la letra del ínclitoJosé María Pemán, la que mandó hacerFranco,deseoso de tener, como casi todo el mundo, un himno con letra. Se le tuvo que poner la piel de gallina al pobreAlberto,como si no padeciera suficiente con el juicio por dopaje al oír aquello de: «Viva España!, Alzad la frente, hijos del pueblo español, que vuelve a resurgir». Soy yo y, por si las moscas, salgo corriendo con la camisa rosa hacia destino desconocido, peroContadores joven y se quedó tan ancho.

Quizá a este gran ciclista le cuesta reconocer el himno de España. Les he preguntado a mis hijos y ni siquiera pueden tararearlo. Un himno sin letra es como un bosque sin árboles, como Romeo sin Julieta; es una melodía que pasa inadvertida y solo conocen las orquestas militares, que son las que le sacan algún provecho. Los inmigrantes españoles, cuando están fuera y se añoran, cantan elAsturias, patria querida, aunque no hayan puesto nunca un pie en Gijón. Antes cantaban lo de «banderita tu eres roja, banderita tu eres gualda», pero, con la democracia y fuera de las fronteras de Intereconomía, ha caído en desuso.

Los catalanes tenemosEls segadors, pero nos sabemos mejor el himno del Barça (ese nos lo aprendemos de pequeñitos). Lamentablemente, todo eso aContadorno le sirve. Necesita un himno como Dios manda. Y hemos vuelto a lo de siempre, a buscar quién le podría hacer una letra antes de que nos entreguen otra copa o medalla al son delHimno de Riego, el de la República. Ya de paso, podríamos sustituir también la antiguaMarcha granadera, de autor desconocido y ningún valor musical. Para no encontrarnos con otro bodrio cursi y fallido, lleno de verdes valles e inmensos mares, propongo que se lo encarguen aJoaquín Sabina.Es del Atlético de Madrid. Terreno neutral. Pídanselo a ese pirata cojo, capitán de un barco que tiene por bandera un par de tibias y una calavera.