Gente corriente

Carol Moreno: «Al hijo de Víctor Valdés le pinté una playa»

Pinta a demanda. Dejó el sueldo fijo de comercial y siguió su pasión. Suyas son las nubes de un salón del Hotel Palace.

Carol Moreno

Carol Moreno

NÚRIA NAVARRO

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-Pinto desde que tengo memoria. Lo hacía a todas horas, en todas partes. Mi casa estaba siempre llena de manchas. A los 14 años llegué a gastar 80.000 pesetas en un aerógrafo.

-¿Criada en un ambiente artístico?

-No. Mi padre era taxista, y mi madre, ama de casa y modista. Yo lo que tenía eran libros y muchas ganas. Cuando llegó el momento de decidir mi futuro, todos me aconsejaron hacer algo que tuviera más salida que Bellas Artes. Estudié márketing, aunque por dentro experimentaba una cierta frustración...

-Es natural.

-Trabajé en una consultoría de márketing e hice prácticas en BTV, pero tenía que pagar una hipoteca y necesitaba efectivo para comprar pinturas y otros materiales. Me metí de comercial en una empresa de fotocopiadoras. Me fue bien, pero llegó el momento de tomar una decisión.

-¿Dar el salto a la pintura?

-Me costó mucho. Por un lado, estaba lo que quería desde muy pequeña y, por otro, tenía un trabajo seguro y la evidencia de que en el mundo del arte no tenía contactos. Siempre encuentras motivos para no renunciar a lo seguro...

-Pero renunció.

-Y todo lo que había aprendido en márketing y como comercial me sirvió para organizarme. Tracé un plan, hice llamadas y toqué puertas. La primera fue la del restaurante El Asador de Aranda, en el Tibidabo. Hablé con el dueño, le mostré lo que hacía -creo que le llamó la atención una copia al óleo de un cuadro de Madrazo-, le propuse una colección de pinturas pensadas en su negocio -su cristalería, su pan, sus mesas- y le gustó. De cada 10 intentos, fueron saliendo una o dos oportunidades.

-¿Qué tipo de oportunidades?

-Hice copias de clásicos para las oficinas de Revlon. Me llamó la cantante Tamara para que hiciera un mural para sus niños. Al hijo de Víctor Valdés le pinté una playa. También fui a Sao Paulo, en Brasil, a pintar las oficinas de una inversora.

-¿Y cómo se enteran todos?

-El boca-oreja funciona y tengo una web (www.carolmoreno.com) a través de la que me llegan encargos.

-Pintó nubes en un techo del Hotel Palace. Su Sixtina, digamos.

-El interiorista Jaime Beriestain me pidió un presupuesto. Cuando le pregunté para qué espacio y me contestó que para el Palace, me impactó. El Palace y el Liceu eran los dos espacios que había soñado pintar.

-Hay sueños que se cumplen...

-Estuve casi dos meses pintando en un espacio de 250 metros, a más de seis metros altura. Subía y bajaba del andamio constantemente para calibrar las proporciones. Diez, 12, 14 horas al día. Sentí emoción, pero también hubo ese momento de conflicto interno -la obra tiene que estar acabada en un tiempo, faltan veladuras, no puedes tirar lo hecho...-que ocurre con frecuencia.

-Miguel Ángel también pasó lo suyo.

-Entendí las etapas por las que pasó. El hacer y el deshacer. Pero pintando me olvido del hambre, del sueño, de todo... Es como estar en otro mundo. Nada me importa más.

-Es un trabajo muy físico.

-Y yo soy más bien pequeña. Arrastrar un andamio de seis metros sobre una moqueta cuesta un poco, sí. Cuando terminé la obra, no podía coger ni una botella de agua.

-Quedó bien y le pidieron pintar el Salón Cugat, que sale en esta foto.

-Ese trabajo fue más liviano.

-¿Ha recibido alguna petición rara?

-Retiraron el cartel de una antigua zapatería de la fachada de un edificio de Rambla de Catalunya con Diputació, y la diferencia de color era muy grande. Me pidieron que imitara los churretes de polución y suciedad, para emparejar, y así lo hice.

-Habrá quien piense que eso de pintar por encargo es menos pintar.

-Algunos pensarán «pobrecilla», pero la verdad es que yo disfruto muchísimo. Cuando pase el tiempo, quizá me dedique a mi obra. Sé qué quiero pintar, cómo y a qué salas iría. Pero antes quiero tener un poco más afianzado este negocio. Ahora iré a Burdeos a pintar un falso tragaluz en una iglesia.

-¡Y eso sin pisar la academia!

-Eso lo tengo pendiente. Me gustaría corregir los tics que seguro que tengo. Pero aprendo mucho mirando. Admiro a Velázquez y a Alma-Tadema. Son genios.

-Ya que hizo márketing, véndase.

-Soy una pintora artística para todo el mundo. Mi estilo es el figurativo, el hiperrealismo. Mi obra es fácil de entender. ¿Qué me elogian? Quizá la pincelada espontánea, la composición...