El derrumbe del imperio colonial francés // JUAN-JOSÉ López Burniol

La segunda salida de De Gaulle

Utilizó el 'putsch' de Argel para tener manos libres y establecer el régimen presidencialista que había soñado desde siempre

Por segunda vez desde 1940, De Gaulle aparecía en 1958 como el hombre predestinado a salvar Francia

TOÑO VEGA

TOÑO VEGA

JUAN-JOSÉ López Burniol*

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El 8 de febrero de 1958 --hace medio siglo-- la aviación francesa bombardeó el poblado tunecino de Sakhiet, tomándose la justicia por su mano, como represalia por los continuos incidentes provocados desde Túnez por grupos armados argelinos, uno de los cuales había penetrado en Argelia poco antes, capturando a cuatro soldados franceses y dando muerte a otros varios. Tras un tenso debate en la Asamblea Nacional, el Gobierno francés no condenó el ataque a Sakhiet, limitándose a comunicar al tunecino que, si seguían las incursiones, reaccionaría "en legítima defensa propia".

En vista de la situación, Estados Unidos --no queriendo escoger entre Francia y Túnez-- envió una misión de buenos oficios --encabezada porRobert Murphy-- que fue rechazada por todo el espectro político francés, desde los comunistas a la derecha pasando por los liberales y los gaullistas, provocando un fuerte sentimiento antinorteamericano. Pero también quedó claro --como destacóLe Monde-- que existía un Gobierno oculto que dirigía París desde Argel apoyándose en el Ejército y en defensa de los intereses colonialistas.

NO ES EXTRAÑO, por tanto, que un diputado gaullista --Dronne-- dijese que solo el generalDe Gaulletenía autoridad para terminar con la guerra de Argelia. En esta situación, una carta del presidenteEisenhoweren apoyo de la misión Murphy elevó la tensión, provocando la caída del Gobierno deGaillard.Entonces, el presidenteCoty--tras haber pensado enMitterrand,a quien consideraba "una de las personas más inteligentes del Parlamento"-- encargó el Gobierno al demócratacristianoPierre Pflimlin,quien logró presentarlo a la Asamblea la tarde del 13 de mayo, pocas horas antes de que se produjese elputschde Argel. Por eso, cuando a las tres de la madrugada se supo en esta capital que el GobiernoPflimlinhabía sido investido, el general paracaidistaMassu --que horas antes había anunciado la constitución en Argel de un Comité de Salvación Pública civil y militar-- dijo: "Maintenant nous somme foutus!".Pero el desconcierto duró poco y, hacia las 5 de aquella madrugada,Massupidió al pueblo de Argel "luchar hasta la victoria final" e imploró al generalDe Gaulleque "rompa su silencio".Pflimlin,por su parte, condenó la insurrección del Ejército y citó la posibilidad de que Francia se viese enfrentada a una guerra civil.

El 14 de mayo París amaneció estremecido por las noticias del día anterior. El presidenteCotyexigió obediencia al Ejército, pero el Gobierno no adoptó ninguna medida efectiva. En la prensa,Beuve-Méry --editor deLe Monde-- dudaba de que el Gobierno dominase la situación, pese al apoyo comunista, por lo que insinuaba que en este caso solo quedabaDe Gaulle;por el contrario,Maurice Duvergerapostaba por organizar una defensa republicana y arriesgar una guerra civil antes que someterse a Argel. Entonces, la mañana del 15 de mayo, el generalSalan --jefe del Ejército en Argelia-- se dirigió a la multitud gritando:"Vive la France! Vive l'Argerie Française! Vive De Gaulle!". Y, a primera hora de la tarde,De Gaulleemitió este comunicado: "En el pasado, el país me confió, desde lo más profundo de su corazón, la tarea de conducirlo a la salvación. Hoy, enfrentándose a nuevas tribulaciones, hago saber a la nación que estoy dispuesto a asumir los poderes de la República". A partir de ahí, el desenlace estaba cantado: el 1 de junioDe Gaullefue investido presidente del Gobierno y, al día siguiente, fueron presentadas a la Asamblea tres leyes: la de renovación de poderes especiales para Argelia, la de plenos poderes, y otra que abría la puerta a una nueva Constitución.De Gaullelogró su aprobación, tras seducir a buena parte de la Asamblea, para lo que hubo de superar su aversión a los partidos. La IV República Francesa había muerto. Pocos lo lamentaron.

Por segunda vez desde 1940 --cuando anunció a través de la BBC que Francia continuaría la lucha contra Alemania-- De Gaulleaparecía como el hombre predestinado. ¿Hasta qué punto estaba comprometido con elputschde Argel? ¿Utilizó él a los militares o estos usaron su nombre? Es cierto que no tomó parte en la organización del golpe, pero también lo es que estaba bien informado y que permitió a su gente precipitar la "degradación del Estado" que le llevó al poder. En cualquier caso, tuvo lo que quería: las manos libres para establecer el régimen presidencialista que había soñado desde siempre: la V República estaba servida.

MEDIO SIGLO después, puede concluirse que Francia fue afortunada al contar con el generalDe Gaulleen dos momentos cruciales de su reciente historia. Primero, cuando, tras el desplome de su Ejército frente al alemán, el Estado francés capituló anteHitler,pese a lo cualDe Gaulle logró el milagro de que Francia figurase entre las potencias vencedoras. Segundo, cuando Francia estuvo al borde de la humillación tremenda de un golpe de Estado triunfante. Este viejo nacionalista francés --del siglo XIX, segúnHannah Arendt-- que tenía "una cierta idea de Francia", preservó la República --sus instituciones y sus libertades-- y la dotó de una presencia internacional de la que aún hoy se beneficia.

Winston Churchillescribió que, para ser político, solo hace falta saber historia y ser prudente.De Gaulle era, más que prudente, hábil, y, sobre todo, conocía perfectamente la historia de su país y la de Europa. Pertenecía a una estirpe de políticos hoy en desuso. No porque los políticos actuales no sean hábiles, que lo son hasta el mareo, sino porque muchos de ellos ni saben ni les importa la historia. Son como Adán: la historia comienza con ellos.

*Notario