"El mundo quería el gas ruso y nos abandonó"

MARC MARGINEDAS

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La última ocasión en que me reuní con Mairbek Vachagayev fue en septiembre de 1999 en Moscú. El invierno ya se hacía sentir en la capital rusa, y Vachagayev aún era el orgulloso representante de la república de Ichkeria (Chechenia) que gestionaba los viajes de periodistas a un territorio donde la ley y el orden no exis- tían y se gestaba una nueva guerra. En los ocho años transcurridos, Vachagayev ha pasado por la infausta cárcel moscovita de Butyrka, ha peregrinado por el mundo en busca de asilo y ha contemplado, a lo lejos, cómo, una vez más, las Fuerzas Armadas rusas devastaban su hogar.

--Hágame un breve resumen de las vicisitudes vividas por usted tras nuestro encuentro en Moscú.

--Cuando comenzaron las operaciones militares contra Chechenia en 1999, el entorno del presidente Yeltsin evitó encontrarse conmigo. El 21 de octubre, me llamaron por teléfono de la Administración presidencial. Me dijeron que querían reunirse de noche. En el camino, me arrestaron. Detuvieron el coche, me obligaron a tumbarme, colocaron armas en el vehículo y el juez me condenó a tres años de cárcel por tenencia ilícita de armas. Durante ocho meses y medio me encerraron en la cárcel de Butyrka. Hubo una amnistía y me advirtieron de que en tres días de- bía abandonar Rusia. Me fui a Turquía porque era un país al que se podía ir sin visado. Y allí pedí el visado al Gobierno de Francia. A finales del 2000, llegué a París, donde pedí oficialmente el estatus de refugiado.

--¿Qué porcentaje del pueblo checheno sufrió la guerra entonces?

--La mayor parte de los chechenos, entre un 60% y un 70%, tuvieron que quedarse y sufrir los bombardeos en el 2000, 2001 y 2002. Los rusos hacían cada día operaciones de limpieza, cada día arrestaban a gente, sobre todo a jóvenes. Fueron tres años de pesadilla, y Putin se negaba a calificar la situación de guerra. Ha sido uno de los periodos más difíciles de nuestra historia.

--¿Cómo se vive hoy en Chechenia?

--Como en la Unión Soviética. Me acuerdo de que entonces, cuando me telefoneaban mis conocidos de América o Gran Bretaña, siempre hablábamos de manera que el KGB no entendiese lo que decíamos. Hoy, cuando telefoneamos a Chechenia, se produce la misma situación. Nos dicen: "¿Ves como todo va bien en Chechenia? Todo se reconstruye, hay de todo en las tiendas". Cuando yo digo: "Perfecto; entonces volveré", la gente me responde: "No vuelvas".

--¿Putin ha ganado la guerra?

--No. Si hubiera ganado la guerra, habría retirado a las fuerzas rusas del Cáucaso norte. Al contrario, hoy, en el Cáucaso norte, se abren nuevas bases militares, lo que muestra que la región no está pacificada.

--¿Qué tal va la economía?

--Entre el 60% y 70% de la gente no tiene trabajo. Creo que incluso hay más desempleados. Y la gente que trabaja, lo hace casi gratis. Parte del salario que se paga hay que entregarlo al llamadofondo Kadírov. Un 30% de la cantidad recibida.

--¿Cómo encontraron y mataron en el 2005 a Masjadov, el presidente de la Chechenia independiente?

--Yo creo que a Masjadov lo querían matar hacía ya tiempo. Era el símbolo de la independencia, de la libertad de elección del pueblo checheno. A Putin, este símbolo le molestaba mucho. En los primeros años, en el 2000, en el 2001, hubo tentativas de diálogo. Después, decidieron que la figura de Masjadov no era necesaria porque en Occidente hablaban de él como de un símbolo. "Hay que pactar con Masjadov", decían los países occidentales. Había que eliminar a ese símbolo de la libertad de Chechenia.

--¿Por qué la Chechenia independiente no tuvo éxito?

--Hay algunos factores. El primero de ellos tiene su origen en los propios chechenos, debido al auge del islamismo en 1997. Pero la razón más importante del fracaso es que nin- gún Gobierno aceptó reconocer la salida de Chechenia de la Federación Rusa. El primer Gobierno que debía reconocer a Chechenia era Rusia. Por eso, el mundo nos abandonó, nos traicionó. Porque necesitaban el gas y el petróleo de Rusia.

--¿Cómo es el señor Ramzán Kadírov, líder checheno prorruso?

--Moscú se preguntaba cómo solucionar el conflicto checheno cuando debía mantener allí al Ejército todo el tiempo. Necesitaban a un checheno. Le dieron dinero, le dieron el poder, le dijeron que podía hacer lo que le viniera en gana para que no hubiera guerra en Chechenia. Primero su padre, Ahmed Kadírov, y ahora él, Ramzán, asumieron las condiciones del poder ruso.

--¿Cuánta gente en Chechenia apoya a Kadírov?

--Es como en Turkmenistán. Un 100% apoyó en su día a Turkmenbashi. Creo que en Chechenia, el 100% de los habitantes apoyan a Kadírov. Le apoyan por terror. Porque le temen. No porque la gente entienda y respete lo que hace, porque lo que hace, los chechenos no lo entienden. Yo creo que el 100% de la población que hoy apoya a Kadírov estaría contra él si se dieran las circunstancias propicias.