Escapada urbana

Escondites de artistas: el laberinto de Barcelona donde Marta Carnicero se pierde para encontrar soluciones 

Las visitas al parque del Laberint d'Horta ayudan a la escritora de 'Matrioskas', con Vila-Matas y Almodóvar entre sus fans, a depurar ideas

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Marta Carnicero, dentro del Parc del Laberint d'Horta.

Marta Carnicero, dentro del Parc del Laberint d'Horta. / Elisenda Pons

Juan Manuel Freire

Juan Manuel Freire

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¿Dónde se inspiran los artistas? EL PERIÓDICO descubre los rincones secretos donde encuentran refugio algunos de los nombres más conocidos de la escena catalana, como los músicos The New Raemon y Joana Serrat o los escritores Laura FernándezJordi Puntí.

En un país donde encasillar a la gente es casi deporte nacional, Marta Carnicero (Barcelona, 1974) ha demostrado que saber hacer diversas cosas no es sinónimo de dispersión o falta de excelencia. Se pueden dominar por igual ciencias y letras, por ejemplo. Ahora mismo, a la vez que profesora de tecnología, Carnicero es una novelista con fans declarados de la talla de Enrique Vila-Matas o Pedro Almodóvar. Tras sorprender con 'El cielo según Google' y confirmarse con 'Coníferas', con la reciente 'Matrioskas' (Quaderns Crema en catalán; Acantilado en castellano) nos ha dado la estocada emocional definitiva: su reflexión sobre la violencia sexual contra las mujeres resuena y cala hondo, en parte gracias a la musicalidad extrema de una escritura depurada al límite. ¿Cómo lo hace para encontrar siempre la palabra adecuada? 

La solución del laberinto

La respuesta está, al menos en parte, en el parque del Laberint d'Horta, el escondite personal del que Carnicero nos ha querido hablar. En ese jardín histórico, el más antiguo conservado en Barcelona, entre neoclásico y romántico; y para ser más precisos, en su laberinto. "Me interesan los laberintos por lo que tienen de juego", nos dice la escritora. "Además, me hacen pensar en Borges, un autor al cual me gusta mucho volver… En Venecia, por ejemplo, está el Laberinto Borges, en la isla de San Giorgio Maggiore, que, además de ser recorrido, se puede contemplar a vista de pájaro desde el campanar de la iglesia". 

Marta Carnicero posa en el parque del Laberint d'Horta.

Marta Carnicero posa en el parque del Laberint d'Horta. / Elisenda Pons

Su fascinación por este otro laberinto más cercano empezó en la infancia: "La idea de un laberinto construido con cipreses me parecía increíble, y la visita, en mañana de domingo, era siempre una fiesta. Más tarde, cuando yo también fui madre, llevé a las niñas: rivaliza con el CosmoCaixa por el podio de las visitas familiares". 

Perderse para aclararse

Carnicero no ha perdido la pasión por este acertijo vegetal. A sus 49 años, todavía no puede salir del parque sin haberse adentrado en él. Curiosamente, el acto de –presuntamente– perderse sirve a Carnicero para encontrar muchas soluciones. "Desde el punto de vista creativo, adentrarme en él me ayuda a desencallar las ideas. Soy hija del Guinardó y me siento bastante cerca, pero, a la vez, tiene la gracia de ser un lugar que pide que te desplaces: has de ir expresamente y –precisamente por eso– la visita se vive de otra manera". Para ella, "el parque lo tiene todo porque, además del aliciente del laberinto, se ve el mar. Por eso me gusta especialmente la balconada sobre los cipreses. Eso sí, tengo la espina clavada del jardín de los bojes: siempre que voy me lo encuentro cerrado". 

El laberinto ha sido capturado en películas como 'Nocturn 29', 'La ciudad de los prodigios' (el laberinto salía hasta en el póster, por debajo de los rostros de Olivier Martinez y Emma Suárez) o 'El perfume: Historia de un asesino'. En esta última se retrataba en un contexto de tensión que no puede alejarse más de la forma en que Carnicero lo vive: "Para mí es refugio y calma".