La escapada

Escondites de artistas: el oasis oculto de Barcelona donde Jordi Puntí busca respiro

Esta "selva de bolsillo" ha inspirado algunos de los artículos del escritor y podría aparecer próximamente en uno de sus aplaudidos relatos

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El oasis oculto de Barcelona donde Jordi Puntí busca el respiro

El oasis oculto de Barcelona donde Jordi Puntí busca el respiro / Jordi Puntí

Juan Manuel Freire

Juan Manuel Freire

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Curiosamente para una construcción con casi siglo y medio de historia, el Umbracle de la Ciutadella sigue siendo el secreto favorito de unos pocos, una especie de "refugio privado", dice el escritor, articulista y traductor Jordi Puntí, dentro de un parque lleno de turistas. "Solo abren por las mañanas y casi nunca hay nadie. Doy un par de vueltas, me siento en uno de sus bancos y me relajo. A veces leo un rato", explica sin miedo, aunque se arriesgue a perder la tranquilidad de esos momentos, a que el secreto acabe siendo excesivamente compartido. 

Este invernadero modernista se construyó en 1884, diseñado por Josep Fontserè, y en 1888 se habilitó como pabellón de la Exposición Universal. Poco después volvía a su función esencial: dar cobijo a multitud de especies de plantas tropicales y subtropicales. A Puntí le fascinan especialmente, nos confiesa, "las hojas de bananera, enormes como orejas de elefante, o las de la monstera deliciosa o costilla de Adán, con sus formas de arabesco de Gaudí". Pero lo mejor es, opina, "la mezcla salvaje de todas ellas". 

El Umbracle de la Ciutadella.

El Umbracle de la Ciutadella. / Jordi Puntí

El autor de 'Animals tristos', colección de relatos adaptada al cine por Ventura Pons, recomienda visitar el lugar después de una tormenta: "El verde se vuelve más intenso, las hojas de palmera recogen el agua como embudos y el goteo se vuelve musical". Eso sí, cree que de noche sería aún mejor. "Me encantaría dormir entre plantas, ver la luz de la luna filtrándose entre los listones mientras escucho canciones de Gilberto Gil, de Jorge Ben". Dulces sueños tropicalistas. 

Inspiración para artículos

La historia de esta fascinación se remonta a sus días de estudiante, cuando, según cree recordar, "te permitían pasear entre las plantas y árboles, o al menos yo lo hice". Puntí vive desde hace 12 años a 50 metros del lugar y solo tiene que cruzar la calle para sumergirse en el que casi considera su jardín.

A lo largo de los años, este espacio idílico se acabó colando en un par de sus artículos. Uno de ellos, titulado simplemente 'El Umbracle', ha cumplido 20 años este agosto e incluye esta fascinante y sucinta definición: "El Umbracle es, ante todo, un intento de domesticar la selva, de recoger el esplendor de la flora tropical en un espacio reducido: como si la burguesía de la época hubiese pedido una selva de bolsillo para poder pasearse sin peligros". 

La Ciutadella aparece múltiples veces en 'Maletes perdudes', su libro más premiado, aunque no el Umbracle en concreto. Pero Puntí está convencido: "En alguna historia acabará saliendo". Igual incluso la escribe allí mismo, en esa cabaña entre árboles en medio de la selva. 

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