Las mejores vistas de Barcelona (sin pasar por los búnkers del Carmel)

Turó de la Rovira, búnkers del Carmel o las baterías antiaéreas. Varios nombres para el mismo sitio: el mirador más masificado de Barcelona, cuya avalancha de turistas está haciendo la vida imposible a los vecinos, que ya incluso piden que los desalojos nocturnos se conviertan en el pan de cada día. 

El porqué de la masificación es obvio: los miles de vídeos e imágenes al atardecer de sus privilegiadas vistas de la ciudad hacen que se convierta en un punto peregrinación con más feligreses que Lourdes. Y, precisamente, estas hordas de turistas y sus botellones son las que no permiten disfrutar de esta estampa bucólica. ¿Plan B? Muchísimos: Barcelona está llena de alternativas para los cazadores de vistas. 

Las vistas más similares a los búnkers están en el parque del Carmel, con el mirador de Joan Sales (Pau Ferran, 44), y en el parque de la Creueta del Coll (Mare de Déu del Coll, 77), que en el nivel superior tiene una zona con miradores, y en el inferior, unas piscinas coronadas por el Elogio del agua de Chillida. Nada que envidiar al Turó de la Rovira. 

Otra opción, Collserola, que está lleno de miradores donde se encuadra con un marco arbóreo el ‘skyline’ urbano de Barcelona. Pero si los miradores abundan en una zona es sobre el barrio de Horta, donde se encuentra el triángulo de las vistas. Llegar es fácil: bajándose en el metro Valldaura y pasada la ronda de Dalt, se puede llegar, primero, al mirador de Horta, luego al de Mundet, seguido por el de Montbau y, por último, el del Agujero del Viento, todos unidos por la misma ruta senderista. Una caminata agradecida y con vistas, plan ‘healthy’ para empezar el fin de semana, apto incluso para los que arrastran la resaca de viernes noche. 

Una panorámica diferente es la de la torre Urquinaona (plaza de Urquinaona, 6), con el mirador de Unlimited Barcelona, de donde salen la mayoría de los atardeceres de Instagram. Situado a 70 metros de altura (en la planta 20 del edificio), las paredes de cristal permiten una visión panorámica 360º de toda la ciudad. La entrada cuesta entre 12 y 24 euros, dependiendo de la hora del día (por supuesto, las franjas del anochecer están más cotizadas), y la visita no solo incluye la estampa de Barcelona a vista de pájaro, también la oportunidad de explorar a lo Indiana Jones la arquitectura de este edificio, normalmente cerrado al público general.  

Bajándote en plaza España, dos recomendaciones con vistas espectaculares. La terraza del MNAC (parque de Montjuïc, s/n) y las Arenas (Gran Via, 373-385). Y aunque ambas tienen una alta concentración de guiris y chanclas con calcetines por metro cuadrado, a diferencia de los búnkers, los espacios son suficientemente grandes como para no sentirte en un parque temático.

Y no puede faltar la opción litoral. Al fin y al cabo, el mar es uno de los grandes atractivos del 'skyline' de la ciudad. Las vistas marinas que ofrece el teleférico de Montjuïc son de las más altas y completas de Barcelona, ya que incluye desde la Barceloneta a Montjuïc. Más alejada del centro, la terraza del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona (plaza Leonardo Da Vinci, 4-5), con vistas a todo el litoral del Fòrum, las Tres Torres de Sant Adrià y la costa del Maresme, mientras paseas por su jardín de 7.100 m2 de vegetación. Un oasis verde donde desconectar. 

¿Que a estas vistas les falta adrenalina? Siempre está la opción a vista de pájaro con un 'tour' en helicóptero. Eso sí, es probable que el pulso volando te deje un 'book' fotográfico más borroso que el futuro político de Arrimadas. Hay varias compañías en Barcelona que prometen una experiencia a la altura, como Helicóptero Barcelona, Yumping o Cathelicopters, con 'packs' para contemplar Barcelona, literalmente, por encima del hombro.

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