BAJO LA BATUTA DE JOSEP PONS

'Romeo y Julieta': San Valentín nos trae ópera

La adaptacion que hizo Charles Gounod del clásico de Shakespeare vuelve al Liceu el 14 de febrero

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CÉSAR LÓPEZ ROSELL

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La tragedia de 'Romeo y Julieta' vuelve al escenario del Liceu, 32 años después de la última representación de la versión que Charles Gounod hizo de la obra de William Shakespeare. El montaje del británico Stephen Lawless sobre la pasión y muerte de los amantes de Verona sitúa la acción en el contexto de la Guerra Civil de Estados Unidos. Josep Pons dirige a la orquesta del Gran Teatre, después de su gran éxito con 'Tristán e Isolda', y también a un buen reparto de especialistas, encabezado en los roles principales por los ascendentes Saimir Pirgu, tenor albanés de 36 años, y Aida Garifullina, soprano rusa de 30, ambos en un gran momento de forma.

Gounod buscó el impacto emocional y se centró en la esencia del romance de los desafortunados protagonistas, que pagaron con su vida la rivalidad entre montescos y capuletos a cuyas familias pertenecían. El virtuosismo de su partitura está al servicio del drama, algo que manifiesta especialmente en los largos duetos de la obra.

Pons afirma que la ópera mantiene el sello personal del compositor francés, pero que son claras las influencias de Berlioz, en quien se inspiró el autor al oír la sinfonía de este autor sobre los amantes, y Wagner, con quien compartía las inquietudes sobre la orquestación y las armonías. "La obra no tiene cromatismos tan fuertes como los wagnerianos, pero si un sonido muy pulido, con notables influencias de la polifonía y la música religiosa y con un gusto exquisito por la melodía", dice.

El titular del Liceu no duda en recomendar esta ópera a todo tipo de públicos: "Es un tema universal dotado de una música amable aunque muy profunda y hecha con gran sentimiento artístico". Lawless sostiene, por su parte, que es "una ópera que parte de la raíz shakesperiana pero que añade un toque francés al ingenio del original", incluyendo elementos que, en su opinión, enriquecen la pieza.

Esta es una de las cerca de 25 adaptaciones operísticas que se hicieron del texto de Shakespeare. El libreto de Jules Barber y Michel Carré es uno de los que siguen con más fidelidad el original. A pesar de considerarse inferior a la anterior obra de Gounod, 'Fausto', la resonancia de su estreno en París en 1867 se extendió y pronto triunfó en Europa y Estados Unidos. Magníficas piezas como la canción-vals de 'Julieta Je veux vivre', o el lirismo del aria 'Ah, lève toisoleil' de Romeo, además de los ardientes dúos, contribuyeron a ello.

CULEBRONES CRUZADOS

Los cantantes de la época se contagiaban de la emotividad de la ópera, Cuando Adelina Patti interpretó en París con Ernesto Nicolini la escena del balcón dio 29 apasionados besos al cantante. Poco tiempo después se divorció de su marido y se casó con el tenor. Algunas representaciones tuvieron inesperadas participaciones del público. En Chicago un fanático de la Julieta de Nellie Melbar subió al escenario para abordarla, pero su 'partenaire', Jean de Reszke, le echó fuera desenvainando su espada.

No parece que esto vaya a repetirse en el Liceu en las 8 funciones para representar la historia de amor más célebre de la literatura, pero no hay duda de que Pirgu y Garifullina pondrán toda la carne dramática en el asador para proyectar el dolor, la ternura y delicadeza de tan universal obra.